“Mi anhelo es contar desde la verdad, dar vida a los personajes como si fueran parte de mí”

A sus veinte años, Víctor Acurio ya ha recorrido un camino que combina talento, memoria y búsqueda personal. Nacido en Maras (Cusco), el actor se inició en el cine a los 12 años con ‘Willaq Pirka: el cine de mi pueblo’, película hablada en quechua que marcó su primer encuentro con la actuación y con una forma de contar historias “desde la verdad”.

Años después, Acurio reafirma ese propósito en ‘El corazón del lobo’, la película dirigida por Francisco Lombardi donde interpreta a ‘Aquiles’, un joven asháninka secuestrado por Sendero Luminoso en los años 90.

“Mi anhelo es contar desde la verdad, dar vida a los personajes como si fueran parte de mí”, dice con serenidad. A su corta edad se percibe el peso del aprendizaje gracias a su participación en cinco películas, obras de teatro y, recientemente, una telenovela.

En diálogo con ‘Ensayo General’, Víctor Acurio comenta que su interpretación de ‘Aquiles’ está inspirada en un personaje real, un joven al que conoció en el proceso de producción de la película y que hoy sigue marcado por el miedo.

Este papel le exigió un trabajo físico y emocional intenso, acompañado por ensayos con el actor Gastón Vizcarra y la guía de Lombardi, a quien describe como “un director práctico que ya tiene la película en la cabeza y te deja fluir”.

‘El corazón del lobo’ dialoga con ‘La boca del lobo’ (1988), también de Lombardi. Si aquella película mostraba el conflicto desde la participación de las Fuerzas Armadas, esta nueva historia aborda la mirada de los jóvenes secuestrados por el grupo terrorista Sendero Luminoso y de las comunidades afectadas.

“Pancho decía que tenía una deuda con el país, contar la historia desde el otro lado”, explica Acurio. “Es una película que te abre un debate, te cuestiona como persona y como peruano”.

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Memoria y presente

El joven actor reconoce que la experiencia lo llevó a investigar sobre las décadas de 1980 y 1990, un periodo del que su generación conoce poco. “Muchos jóvenes no sabemos lo que pasó. Por eso no somos capaces de cuestionarnos a nosotros mismos”, reflexiona.

En sus palabras hay un eco de urgencia: la necesidad de recordar para no repetir, de mirar el pasado para entender la violencia actual. “Quizás ya no sea Sendero, pero ahora hay otros tipos de extorsión, otras formas en que el país se está perdiendo”, dice.

Más allá de la pantalla, Acurio observa su entorno con una sensibilidad social poco común a su edad. Vive en Lima, estudia en la Escuela de Teatro de Lima y confiesa no tener muchos amigos fuera del ambiente artístico. “Soy un chico un poco solo”, admite, con una sonrisa. Pero ese recogimiento le sirve para pensar y escribir. “Me gusta cuestionarme lo que hago, lo bueno y lo malo. Eso me ayuda a crecer como persona”.

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Víctor Acurio estudia en la Escuela de Teatro de Lima y ya ha participado en cine, teatro y televisión. Foto: Difusión.

Raíces y caminos

Entre sus referentes menciona al actor peruano Emmanuel Soriano, “por su humildad y cariño al público”, y a Sylvester Stallone, a quien observó mientras se preparaba para su personaje en ‘El corazón del lobo’.

Aunque ha participado en cinco películas –incluidas ‘Santidad’, ‘El banquete’ y ‘Chavín de Huántar’–, siente que el teatro sigue siendo el escenario esencial del actor. “El cine ha sido lo más desafiante, pero las tablas son el verdadero campo”, afirma.

Acurio lleva tatuada en el brazo derecho una chacana, hecha de manera artesanal cuando tenía 15 años. “Me recuerda de dónde vengo y qué quiero contar. Es mi identidad”, explica. Esa misma identidad –andina, joven y comprometida– atraviesa su obra y su manera de mirar el país.

‘El corazón del lobo’ es una película que te hace pensar qué estás haciendo como persona para cambiar el Perú, dice Víctor antes de despedirse. Tal vez esa frase resuma su propio camino: el de un actor que entiende el arte como una forma de conciencia, y la actuación como un acto de verdad.

(FIN/Ensayo General)

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