Isolda Morillo

“En la escritura todo es ficción, es difícil trazar el límite entre lo vivido y lo recreado”

Entrevista: César Chaman

Poeta, escritora, periodista y traductora, Isolda Morillo reflexiona en la siguiente entrevista sobre sus motivaciones artísticas, las influencias que acompañan su creación literaria y la escritura como recurso expresivo. En tiempos de storytelling y urgencia por convertir todo en relato, admite que en algunos de sus poemas “no hay ninguna historia”, sino evocaciones, juegos de ideas y del lenguaje a través de su sonoridad.

“No creo que deba darse una lectura literal al contenido de mis poemas”, afirma, para detallar que los paisajes, los personajes y las dosis de ficción en sus textos forman parte de las vidas que ha llegado a habitar, “impulsadas por el afán de escribir”. Esas vidas literarias, por cierto, dialogan con su propia experiencia personal: Perú, China, Estados Unidos, Francia son estancias de un tránsito de crecimiento.

Del chino –idioma en el que escribe poesía–, Isolda Morillo valora particularmente su estructura, “sin conjugación de verbos, generalmente sin género ni número, a veces ambiguo y otras preciso”. Cinco de sus poemas traducidos del chino acompañan esta conversación y dan la oportunidad de trazar conexiones entre la propuesta estética y la mirada particular de la autora respecto a la poesía y la vida.

¿Cómo llega usted a la poesía? Cómo se da ese acercamiento que, en su caso, podría parecer natural, considerando que su familia está ligada a la literatura y las letras. En ese contexto, quisiera pedirle también una reflexión sobre los sentimientos de ‘pertenencia’ y ‘distancia’, sabiendo que usted es peruana y ha vivido cerca de 20 años en China.

– Es posible que haya estado expuesta a la literatura desde temprana edad, pero creo que esa no es mi única influencia; he ido recogiendo múltiples influencias a lo largo de la vida. Empecé a escribir poesía en China, cuando trabajaba en periodismo; lo hacía después del trabajo, llenando mi cuaderno de notas con «garabatos» que realizaba solo para mí.

Un buen día (o mal día), un amigo curioso los encontró, me dijo que eran poemas «presentables» y me instó a mostrarlos. Siempre me ha gustado mantener un perfil bajo; lo ideal sería escribir bajo un seudónimo. Quizás esto se deba a una inseguridad que siempre he tenido (y aún tengo) con los idiomas que manejo. A pesar de haber vivido en muchos lugares, siempre me siento una intrusa, fuera de lugar desde un punto de vista lingüístico. Intento apropiarme de otros lenguajes, pero todos me resultan ajenos y distantes, incluido el castellano; es una relación que disfruto, esa sensación de novedad frente a los idiomas. Aun así, parece que en China ha gustado lo que escribo. Fue una grata sorpresa.

Me interesa mucho el tema del bilingüismo y el multilingüismo. Hay muchos autores, escritores y poetas bilingües que han escrito en idiomas que no son su lengua materna. Un ejemplo es Joseph Conrad, quien escribía en inglés siendo polaco; y podría citar a muchos otros. Creo que uno pertenece a aquello que adopta, a las nuevas realidades que incorpora, sin perder la identidad, sino enriqueciéndola.

Por otro lado, no siento la necesidad de apegarme a un idioma o a un lugar. En mi adolescencia, pasé de Perú a China, luego a Nueva York, regresé a Perú y, más adelante, terminé en Francia. La sensación de estar fuera de lugar siempre me ha acompañado, pero no como algo que padezca, sino como algo que disfruto.

Cuando era más joven, esta inseguridad con los idiomas me llevó a refugiarme en las artes visuales. Ahora que tengo más confianza en mi relación con los idiomas, la escritura se ha convertido en mi principal recurso expresivo.

De la lectura de sus poemas, uno como lector se queda con ciertas resonancias a relaciones complejas, a rupturas delicadas y, de alguna forma, a abandonos. En tiempos de autoficción en la narrativa, en el teatro, en la poesía, me gustaría preguntar cómo dialoga –en su caso– la experiencia personal con la creación poética.

– En mi poesía describo paisajes, personajes, vivencias y observaciones; desde allí intento erigir el relato o el poema. Los paisajes que describo forman parte de lo que soy, de las vidas que he llegado a habitar, impulsadas por el afán de escribir o la necesidad de que exista un poema. No creo que deba darse una lectura literal al contenido de mis poemas. Aunque, claro, cada lector es libre de interpretarlos a su manera. Por ejemplo, en el poema “El Peor Amante”, quería jugar con un cuento que escribí titulado “El Amante Ideal” y explorar la idea de desafiar el romanticismo o cuestionar la idea del amor romántico.

Para mí, en la escritura todo es ficción, es difícil trazar el límite entre lo vivido y lo recreado. En ese poema en particular, además de describir un paisaje de Pekín en verano –un escenario donde personas transitan en el bullicio de la ciudad–, quise también evocar una situación que percibía de forma recurrente.

Lo que me impulsa siempre es la necesidad de que exista un poema. Para lograrlo, prefiero centrarme en el lenguaje, en la musicalidad, en construir un relato con fragmentos de experiencias, reales o imaginarias, y en capturar instantes que, de pronto, me inspiran a escribir.

Finalmente, me resulta complejo explicar qué hace mi “yo poético”.

¿Qué relación plantea entre la ciudad, el espacio físico, y su creación poética? ¿Podríamos decir que los personajes de estos poemas son posibles solo en Pekín?

–  No sé si estos personajes sean posibles solo en Pekín. Comencé a escribir poesía en China, y por eso, para mí, el idioma ocupa un primer lugar: aquello que un idioma en particular inspira. Luego está el entorno, el espacio físico, el lugar que ha hecho posibles estos poemas. Escribo en chino porque me atrae su estructura, sin conjugación de verbos, generalmente sin género ni número, a veces ambiguo y otras preciso, además de la entonación de sus palabras monosilábicas, que se presta mucho a la imaginación en el lenguaje.

En su caso, ¿el lenguaje es un vehículo para “contar la historia” del poema o busca que el lenguaje alcance, por sí mismo, las sonoridades, las sensaciones, la experiencia que intenta ofrecerle al lector?   

– Creo que son ambas cosas. A veces, en algunos poemas, no hay ninguna historia; son ideas, juegos de ideas y del lenguaje a través de su sonoridad, sus imágenes, la evocación de paisajes, imaginarios o no. Algunos poemas que no he traducido tienen más juego, como este que acabo de traducir, para darle una idea:

Cojear

Te invito a que cojees,
a que vistas harapos,
a que tu aspecto se torne deplorable,
cubierto de piojos,
emanando un olor acre.
Te advierto:
este riesgo tiene un sentido,
pues ahora, en este preciso instante,
el más leve tropiezo podría derrumbarte.
Y esos tropiezos,
justamente esos,
te llevarán a reencontrarte con la belleza de la danza.
Por eso, te invito a que cojees.
Ese gesto puro,
raro y valioso,
cargado de gracia.
Cuando en tus sueños
te embarguen la angustia y la ira,
piensa en cojear,
y recupera una existencia
sin tacha,
una gracia inmaculada.
Porque la antigua imagen
ya pertenece a lo muerto.

Desde su perspectiva, ¿temas como la felicidad y el amor/desamor siguen siendo relevantes en medio de la sociedad del consumo? Sin restarles importancia, alguien podría decir que son sentimientos ‘sobrevalorados’ cuando lo que más cuenta es la reputación y la imagen que cada uno proyecta, por ejemplo, en redes sociales.

– Por supuesto, continúan siendo relevantes. A menudo, al recorrer librerías en centros comerciales, me sorprende la cantidad de libros de autoayuda que se ofrecen: Cómo ser feliz, Cómo encontrar el amor, entre otros. Diariamente, en redes sociales, recibo numerosos mensajes de páginas que proponen recetas para vivir en paz y alcanzar una mayor felicidad, etc.

Para mí, los muros de las redes sociales se asemejan a paneles públicos donde se colocan afiches comerciales: muestran la imagen que queremos proyectar para luego «vender» esa percepción. Más que medios de comunicación, esos muros se han convertido en herramientas de marketing o difusión. Personalmente, percibo un cierto agotamiento ante ese constante flujo de imágenes e información. Es un intento más de mercantilizar aquello que todos anhelamos en nuestro interior: la búsqueda de felicidad y amor, lo íntimo, lo que habita en nosotros –el inconsciente, la imaginación– y que sigue siendo una dimensión esencial de nuestra existencia.

A propósito del nobel de Literatura para Han Kang, se criticó la calidad de la traducción de sus textos en coreano al inglés y otras lenguas. Usted ha traducido al poeta tibetano Pema Tseden. ¿Qué podría contar a los lectores sobre el trabajo de traducción de literatura, en general, y de poesía, en particular? ¿Qué desafíos plantea la tarea y cómo los resuelve?

– Lo que me impulsa en la traducción es la posibilidad de tender puentes hacia culturas “periféricas,” de despertar el interés por lenguas y mundos fuera del radio euro-anglocéntrico. Sueño con una traducción que parta del chino, sin pasar por el filtro del francés o del inglés. Esa es una de mis grandes motivaciones. Traducir desde un idioma intermedio no solo arrastra pérdidas inevitables; le resta autenticidad al texto y, en cierto modo, falta al respeto a la cultura original.

Me gustaría que se promueva más la enseñanza de esas lenguas “periféricas,” y que existan otros nexos, más allá de los habituales de la órbita euro-anglosajona.

He observado las críticas a la traducción de Han Kang. Cuando un escritor o escritora es galardonada, las editoriales sienten la urgencia de ofrecer su obra en otros idiomas. Esa prisa, sin embargo, genera desatinos, precipitando traducciones que apenas rozan la profundidad del texto original.

Para traducir con fidelidad, es imprescindible un conocimiento profundo del idioma de origen; sumergirse en sus sutilezas, su historia, su tiempo y contexto, tanto del presente como del pasado. Conocer también la obra del autor, su estilo, su historia personal, su cultura. En el caso de China, un país de 56 minorías étnicas, no es lo mismo un autor de origen mongol que uno de Shanghái o del Tíbet.

La primera clave es la comprensión del idioma de origen; sin ello, difícilmente puede llamarse traducción. Sin embargo, aún hay quienes traducen obras de autores chinos desde un tercer idioma, como el francés o el inglés, al castellano.

Si la traducción ya implica una pérdida —pues traducir es un “arte del sacrificio,” donde se resigna algo para ganar en otras áreas—, imaginemos cuánto se pierde al traducir desde un idioma intermedio.

Hay “traductores” que se apoyan en “nativos” para que les narren el contenido, y luego lo redactan en el idioma meta (o de destino). En el ámbito editorial, donde escasean correctores o editores que dominen ambos idiomas, no siempre es posible verificar que el original haya sido respetado.

Una amiga, profesora de traducción, me comentaba sobre algunos traductores que “escribían muy bien en español.” Un lector puede apreciar la calidad en el idioma de destino, pero permanece ajeno a si el texto original fue realmente respetado.

Existen traducciones académicas, enriquecidas con notas al pie de página, extensas introducciones y comentarios; son una referencia invaluable para el lector exigente y revelan la investigación que el traductor ha vertido en su labor.

Sin embargo, por cuestiones de recursos o por políticas editoriales, esto no siempre es viable. Por eso es fundamental que tanto las editoriales como los lectores sean conscientes de estos desafíos.

¿Cuáles son sus proyectos en poesía y literatura?

– Siempre tengo muchos proyectos en marcha, pero prefiero no hablar de ellos hasta que se materialicen.

*** & ***

Isolda Morillo en China. Foto: Cortesía.

POEMAS DE ISOLDA MORILLO

EL PEOR AMANTE

recorro las calles de Pekín

paso por delante de la Isla Azul

chicos en motos, mensajeros, transportistas

se cruzan por mi camino

la Isla Azul no es una isla paradisiaca

es un centro comercial

en medio de la ciudad

es

un punto sensible

que no se desborda

gente detenida

bajo los rascacielos, frente a la luz

blanco neón de las obras de construcción

iluminadas en tiempo real

24 horas todos los días

por la boca del metro

puñados de

milenios & niñas post-90

se asoman

con sus rosáceas sonrisas

y un olor a pop-corn

comiendo brochetas de cordero asadas

caminan de la mano

desde la entrada sur hasta la salida norte

del callejón del Tambor

y la Campana

llego a tu patio abandonado

abandonado como un amante abandonado

antes eras predilecto

ahora estás abandonado

contigo debió ser un tema breve

pero se prolongó semanas

te pedí ser más cálido

–te lo dije en chino–

respondiste: “no soy frío,

soy profundo”

y cerraste tus ojos que

lloran aun cerrados

como un huérfano de amor materno

que busca refugio por todos lares

sobre tu pecho cuelga

la ternura de tus mujeres que luces

como insignias

de regreso pienso

en aquello que nos sostiene

a nuestros cuerpos no económicos

nuestros cuerpos despojados de plusvalía

y de valor agregado

el ideal existe

y lo buscamos como quien busca a un pariente extraviado

con la ansiedad de toparse con una Isla Azul que no es una isla

como nos topamos con la ilusión fortuita de un amante

que es la peor ilusión

recorro las calles de Pekín

y me pregunto

¿qué nos sostiene

para andar día tras día

en este mundo sin islas, ni mares, ni primaveras?

puedo querer a tus poemas y a ti no quererte

tus poemas pueden sostenerme mas tú no puedes

árido como un demonio que ha perdido el alma en lugar ajeno

así somos los humanos, frágiles, miserables

carentes de amor somos como alma en pena

ven, háblame de tus mujeres

un tema que a ti te gusta

me dices que las mujeres te nutren te dan amor

me dices que la mujer es agua, es nube, es lluvia

tú, eres el peor amante

lo sé porque cuando llueve

la lluvia no te humedece

las gotas se transforman en cubos de granizo

que ruedan

por tu cuerpo suave y terso

y caen rodando

por el suelo

***

TENGO UN PROBLEMA GRAVE CON LA FELICIDAD

la felicidad me ha pasado hoy por delante

la miré de soslayo

temía que fuera una estafa

como el paraíso y el infierno y todos los finales felices

la vida aquí carece de forma

la vida aquí no tiene forma

sin forma sin límites

la vida aquí desde un principio no tiene forma

ni la tienen la dicha ni la penuria

no creo

que los humanos podamos evitar que el mal ocurra

hoy miro al cielo

un cielo azul límpido e irreal

veo los altos edificios y la mirada

de los transeúntes

ingenuas cándidas egoístas y crueles

fruto de una educación cargada de propaganda

miradas como esta pueblan las calles

comprendo entonces

que tengo un problema grave con la felicidad

***

ETIQUETA

el lenguaje es una etiqueta

con la cual damos nombres a las cosas

encontrar una etiqueta adecuada

no es tarea sencilla

consulto al diccionario, me sumerjo en mil lecturas

la búsqueda es lenta

tan lenta que se vuelve insoportable

soy huérfana

de esa madre que es el lenguaje

y qué más da

exploro etiquetas

para describir lo que pienso y siento

aquello

que no puedo expresar

quedará

bajo estos párpados

o sino

se lo dejo al viento

***

SOY UN PUENTE MUY A PESAR MÍO

Desde lo alto sueño con el agua que desciende

y que atraviesa mi sombra

A veces soy puente erguido, solido, de concreto armado

hormigón recién coagulado

capaz de acoger a camiones con diez mil

kilos en sus vientres

A veces soy puente colgante

lianas toscas enredadas que se quiebran

por las puntas atadas a maderos

que tiemblan sobre las aguas

y truenan intentando obstruir el camino

A veces he visto el reflejo de mi cuerpo

como un ojo dormido

con sus cejas que se desdoblan

y se dibujan sobre las ondas

en un lago al borde de

un jardín chino

También soy puente que se desliza altivo

sin uso alguno por una vertiente seca

olvidado como el camino que dejó de serlo

cuando murió aquella esperanza

Una vez fui tu puente, desde donde atravesabas

al mundo de los sueños

acariciabas mi veranda y oía claro, muy claro

tu corazón palpitando

mientras

querías arrastrarme contigo

Soy un puente, muy a pesar mío

a veces veo mi sombra

sobre el río que transcurre

***

EL JARRÓN NEGRO

llegó un escuadrón al pueblo

a demoler nuestras viviendas

entre los escombros

mi padre halló

un viejo jarrón negro

en cuclillas entre los

escombros, oyó

un lamento

el lamento transformose

en gemido

en gélida figura, en fantasma

postrado ante los escombros

“no puedo contarlo todo”

dijo el espíritu

una lágrima recorrió su rostro

rodó por los trozos de ladrillos

y las tejas derruidas

cubrió el suelo

mil gemidos

se alzaron y retornaron

al jarrón

mi padre

despavorido

escucha

el eco de voces gimientes:

“es la voz de nuestros ancestros”

dijo, cavó un hoyo

y volvió a enterrar el jarrón

bajo los escombros

mientras el escuadrón

avanza

(FIN/Ensayo General)

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