La cocina como escenario del falso éxito creado por pantallas y reflectores

¿Hasta que punto el hombre es capaz de perder su humanidad para mostrar en la pantalla y con reflectores un presunto ‘éxito’? ¿Qué hay detrás del boom de la gastronomía, además de ollas y cucharones? El dramaturgo Jorge Robinet ensaya una respuesta cruda para estas preguntas con la puesta en escena ‘La costumbre del mar’.

Robinet, también director de esta obra –ganadora del concurso Sala de Parto que organiza el teatro La Plaza–, muestra la versión moderna de una discutible ‘tradición’ marinera: en caso de un naufragio, se puede llegar al canibalismo para sobrevivir.

La obra presenta al Cheff (Javier Valdés), una estrella de la gastronomía cuyo éxito es medido por las colas en la puerta de sus restaurantes, su aparición en portadas y el hecho de ser presentado como “el mejor cocinero del mundo”. No obstante, esto no parece suficiente: él necesita más atención, más fama.

Esa necesidad de ser la estrella, de que sobre él se enfoquen todas las cámaras y reflectores, lo lleva a un siguiente nivel de ‘figuretismo’. Y por ello tiene la idea de cocinar a un ser humano en un reality show.

Para ejecutar su plan, el Cheff convoca un casting y el escogido es Juan Pérez (Aldo Miyashiro), un cocinero fracasado que tiene el firme propósito de ser parte del proyecto de un famoso. Así, él mismo está dispuesto a todo para ser salpicado por la fama de su jefe.

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El ‘figuretismo’ llevado al extremo. Foto: Adrián Alcocer, difusión.

Una metáfora del país

Poco a poco, el espectador percibe que la cocina –como espacio físico y modo de vida– es el escenario de una ficción que evidencia exclusión, mercado salvaje, superficialidad e inhumanidad.

Al respecto, Robinet declara: “Tenemos muy marcada la idea de que el Perú es su comida, que somos el país con ‘la mejor comida del mundo’ y que nuestros chefs son los mejores del planeta; nos vanagloriamos de que nuestros platos no tienen competencia, nuestro orgullo es la comida, pero ¿qué hay detrás del llamado ‘boom gastronómico’?”.

Y se pregunta: “¿Qué juegos perversos existen entre nuestros ídolos de la cocina y la gente que los sigue? ¿Qué pasa en los realities de comida una vez que se apaga la cámara?”. Estas son cuestiones en las que trata de ahondar ‘La costumbre del mar’.

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El canibalismo como opción para la sobrevivencia. Foto: Adrián Alcocer, difusión.

Sobrios y contundentes

‘La costumbre del mar’ es un diálogo en diferentes planos entre el subordinado y el jefe, el alumno y el maestro, el fan y la estrella, en un ida y vuelta sostenido por Miyashiro y Valdés.

Con tono contundente, los artistas presentan personajes trabajados en expresión corporal que pasan por el ejercicio del poder, la sumisión y expresiones de ego y admiración.

La última oportunidad para ver esta obra es el sábado 29 y el domingo 30 en el Nuevo Teatro Julieta (Porta 132, Miraflores).

Entradas a la venta en Joinnus.

(FIN/Ensayo General)

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