Monseñor Guillermo Cornejo.

Monseñor Cornejo: La verdadera alegría es dar la vida por los necesitados, lo demás es efímero

En pocas palabras, la institución se define a sí misma como el “brazo social de la Iglesia Católica” en el país. Cáritas del Perú comenzó a funcionar el 4 de octubre de 1955 y, en 70 años, ha sabido sostener el norte de su misión: dar la vida por Dios, por el prójimo y, especialmente, por los más necesitados.

Solo en 2024, Cáritas del Perú benefició a más de 184,000 familias mediante 40 proyectos implementados a nivel nacional, gracias al trabajo articulado con la Red de Cáritas Diocesanas y 18 organizaciones cooperantes.

Cáritas del Perú impulsa proyectos para el desarrollo humano integral y sostenible. Foto: Cáritas/Difusión.

Los proyectos más importantes de Cáritas del Perú están en la recuperación de alimentos y apoyo a ollas comunes que ayudan a reducir el hambre en la población; educación en salud y nutrición a niños en etapa escolar, así como la atención a población migrante y refugiada.

Asimismo, capacitación a pequeños productores, atención a adultos mayores y personas con habilidades diferentes, reforzamiento de la inclusión política, social y económica para la reivindicación de los derechos territoriales de comunidades indígenas y respuesta oportuna frente a emergencias, entre otros.

Con motivo de este aniversario, el presidente de Cáritas del Perú, Monseñor Guillermo Cornejo, dialogó con ‘Ensayo General’ en torno a los desafíos del presente y las prioridades de un trabajo social que no se agota en la entrega de ayuda, sino que acompaña el desarrollo humano integral de las personas.

Monseñor Guillermo, en este 70 aniversario ya no hace falta preguntar qué es Cáritas, sino ¿por qué Cáritas?

– Cáritas es una institución que, desde su origen, hace 70 años, siempre se preocupó por las personas más vulnerables, por los más necesitados. Y lo que ahora necesitamos es un testimonio así: por qué tenemos que apoyar, acompañar, participar en Cáritas. Porque este es un camino para dar la vida por Dios, por el prójimo y, especialmente, por los más necesitados.

Uno de los sacerdotes que envió saludos por el aniversario de Cáritas del Perú decía: «Tenemos que mirar también el presente. Hay una historia grande de Cáritas del Perú que nos debe servir como enseñanza para lo que viene». ¿Qué viene para Cáritas del Perú?

– Creo que lo que debe de venir es una cercanía total. Es lo que les decía hace un momento: no se trata solamente de “hacer nuestro trabajo”, sino hacer más, ir más allá. A veces llegamos a hacer un trabajo muy reducido, muy activo, pero muy interesado en uno mismo; y eso ocurre cuando “solo hacemos lo que debemos de hacer”. Entonces, creo que (lo que viene) es la cercanía, la entrega, el preocuparnos por los más necesitados, el ayudar –porque es Dios el que lo hace– a transformar las vidas como instrumento. Definitivamente, tenemos que hacer mucho más de lo que se nos pide.

Por eso he pedido (al equipo de Cáritas del Perú) que no nos quedemos en los trabajos que ya hacemos, sino que nos involucremos en más cosas; que nos involucremos en las cárceles, nos involucremos con los enfermos, con los adultos mayores, que nos involucremos en las chicas que trabajan en las calles, en todos los más necesitados, con todos, aunque (esa labor) no esté en la organización de Cáritas. Hay que hacer más, más, más y más.

Usted lo dijo hoy: “¡Con todo!”.

– Con todo, con todo. Mucho más y siempre (desde) la cercanía y dando informes económicos, dando informes de lo que hacemos, no ocultando las cosas, trabajando con total transparencia. Yo creo que eso es cambiar el mundo, cambiar la mentalidad.

La labor de Cáritas no se agota en la entrega de ayuda. Foto: Cáritas/Difusión.

Hoy se escuchó varias veces Juan 15-13: “No hay amor más grande”.

– No hay amor más grande, nada es más grande. A veces a los niños se les dice: «Tienes que ser una persona de éxito». Y eso se entiende como tener carro, una casa de cuatro pisos, unas zapatillas último modelo, un buzo último modelo, zapatos último modelo. Pero eso te da una alegría efímera.

Sin embargo, la verdadera alegría es cuando tú visitas un amigo en el hospital; la verdadera alegría es cuando tú vas a la cárcel y compartes con un amigo que está injustamente preso; la gran alegría es cuando tú ayudas a una persona necesitada. La gran alegría es cuando tú piensas que esa persona tiene hambre hoy, no tiene hambre el jueves o pasado mañana o la próxima semana. Esa persona tiene hambre hoy, hoy. Entonces, hacer eso te da una satisfacción que no se compara con nada ni con nadie. La verdadera alegría es dar la vida por los necesitados.

Por eso el texto dice: «Nada se compara, no hay amor más grande, no tiene comparación». Lo demás es efímero, lo demás el tiempo lo deteriora. No hay amor más grande, nada es más grande, nada se puede comparar con dar la vida por el amigo, con dar la vida por el pueblo, con dar la vida por los más necesitados. Eso llena el corazón.

Muchísimas gracias, monseñor Guillermo, por esta conversación breve pero profunda.

– Muchas gracias, especialmente a los que están pasando dificultades. No se desanimen, mucha fe, mucha esperanza, mucho cariño.

(FIN/Ensayo General)

Actividad de Cáritas del Perú con jóvenes. Foto: Cáritas/Difusión.
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