Escribe: César Chaman
Observando de pie a ‘La Madre Patria, los libertadores y los reptilianos’, el artista Francisco Vílchez calcula: “En este dibujo sobre tablero MDF –con siluetas caladas que escapan a los márgenes de la circunferencia roja que les sirve de fondo– me habré gastado medio lápiz en tres semanas de trabajo”.
“Pensé que habías utilizado más, por lo menos dos barras”, le digo, a juzgar por el diámetro de la base y por la cantidad de sombras y detalles de la obra, una escena caótica donde la Madre Patria devora a la paloma de la paz, en medio de equinos con patas de cabra, conquistadores de sable desenvainado, calaveras astadas, torsos, tetas y mandíbulas.
Vílchez utiliza lápices franceses de la marca Conté porque le dan más ‘agarre’ a su trazo. “O sea, no necesitas ajustarlos mucho contra el material –papel o madera– y te pintan bien oscuro”. Antes, sí, Francisco dibujaba con ‘Negrito’, el carboncillo del pueblo con el que han comenzado prácticamente todos los estudiantes de Bellas Artes.
“Creo que soy un poco más dibujante que pintor” –comenta, en el ajetreo de esta mañana de agosto en la Galería de Artes Visuales de la Universidad Ricardo Palma, mientras su equipo instala los últimos cuadros para la muestra ‘Adumbratio’–. “La pintura llega como parte de mi crecimiento como artista”.
En ese proceso, Vílchez identifica un momento clave: cuando el artista logra dominar la técnica y la forma, el siguiente escalón es crear. Y sin restarle valor al hiperrealismo, del que se abrazan algunos pintores y dibujantes, considera que el desafío mayor es proponer desde una sensibilidad propia. “El deber del artista es crear, no copiar”.
‘Adumbratio’ es la décimo novena exposición individual del artista. “Hay surrealismo, pero también realismo social y algo de expresionismo, aunque solo espacial, en el movimiento”. Piezas mixtas –que combinan dibujo, óleo y escultura– más pinturas, en el sentido básico del término, ratifican el sello de Vílchez, con un retorno a las tonalidades rojizas.
– ¿Cómo definen los críticos tu trabajo?
– Figurativo. Es cuando la figura prevalece, no como en el surrealismo, donde todo es indefinido. Algunos de mis trabajos también son realistas, pero lo hago adrede, porque me manejo bien con la figura humana, con los detalles.
– Y al margen de la crítica, ¿el artista crea para sí mismo o también para el público?
– Para sí mismo, desde mi punto de vista. Cuando tú creas, no piensas en si le va a gustar o no al mercado. A mí me gusta crear porque me satisface. Ahora, si lo que hago le gusta al público, pues bien, la obra va.
Como posibilidad expresiva, el dibujo es el primer eslabón, casi natural, para hacer aflorar el mundo interior de cada persona, precisa Vílchez. En su caso, dibujar es también un ejercicio de libertad. “Cuando comienzo un trabajo, no tengo idea de lo que voy a hacer o a dónde voy a llegar, es más bien algo espontáneo”, comenta.
Empiezo simplemente con un garabato y luego el dibujo se va haciendo a sí mismo, relata. El subconsciente se explaya en trazos, volúmenes y sombras, el pensamiento gotea creación y la mano del artista obedece, para que la obra haga el tránsito del adumbratio a la luz: de las sombras nacen, finalmente, las formas del arte.
El arte es una actividad importante en la sociedad, sobre todo para la formación simbólica del espíritu de las personas, opina Francisco Vílchez. Sin embargo, considero que no debería asumir compromisos de tipo político, en el sentido de posiciones partidarias. “Desde mi punto de vista, el arte debe manifestarse desde un plano puramente estético”.
El arte –dice– es el sentir de una comunidad y no solo de una élite.
– ¿Qué vamos a encontrar en ‘Adumbratio’?
– Adumbatrio es un término griego que implica, más o menos, develar las formas, los objetos, los pensamientos, con la línea y el trazo. Entonces, en esta exposición presento un conjunto de obras que son, en su mayoría, dibujos. Y trato de complementarlos con algunas pinturas al óleo, para transmitir al público la idea del proceso artístico: cómo comienzas con un boceto y terminas como una pintura. También tengo unos recortes en madera; en total son 25 trabajos.
¿Qué nos dice Francisco Vílchez con estos trabajos?
– Digamos que no hay un ‘mensaje’ evidente. Las formas que trabajo son únicas; me gustan mucho las formas indefinidas y que, en el encuentro con la obra, cada ‘espectador’ vaya elaborando el concepto por sí mismo, a partir de sus ideas y su experiencia de vida.
La interpretación que sugiere el artista demanda entender el contexto de la obra. Por ejemplo, ‘El Arcángel arcabucero’ tiene mucho que ver con la protesta, dice Vílchez. “Por lo general, a los arcángeles se les pinta pacíficos, con alas y plumas; pero yo traté de hacer un arcángel que protesta, que no es simplemente un personaje inerte”.
“¿El arte mismo es protesta?”, le pregunto, para cerrar la conversación. “En mi caso, creo que trato de usar un poco el impresionismo para enfatizar lo que quiero decir; trato de impregnar fuerza en mis trabajos no solo en la forma, sino también en el contenido. Y, sí, allí hay algo de política, algo social. Seguro que sí”.
(FIN/Ensayo General)
SOBRE ‘ADUMBRATIO’
[-] La idea de esta exposición es el despliegue del dibujo como una propuesta compleja, desplazada desde sus formatos –papel, lienzo, MDF– para ir hacia el desborde, la invasión de límites y fronteras.
[-] Con la curaduría de Juan Peralta, en ‘Adumbratio’ los trazos de Francisco Vílchez “se convierten en un espejo, a través del cual el público puede establecer comunicación e interacción con la obra”.
[-] En la Galería de Artes Visuales de la Universidad Ricardo Palma (Av. Arequipa 5198, Miraflores), ‘Adumbratio’ va hasta el 24 de setiembre, de lunes a domingo de 11:00 a.m. a 8:00 p.m. Ingreso libre.
SOBRE EL ARTISTA
[-] Francisco Vílchez (Cajamarca, Perú) estudió pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes entre 1978 y 1982. Obtuvo una licenciatura en la especialidad de Pintura en la Facultad de Artes de la Pontificia Universidad Católica del Perú (1983-1990).
[-] Es fundador de la Escuela de Artes «The Edge Artes Visuales» en San Juan de Puerto Rico. En la década de 1970, se desempeñó como ilustrador de los diarios Expreso y El Comercio. Ha sido docente de Pintura en la Escuela de Bellas Artes del Perú.
[-] Ha sido premiado en concursos como el VI Salón Nacional de Arte Joven, Southern Perú ICPNA (Arequipa), VI Concurso de Arte Joven ‘Checa Solari’ y el Concurso Nacional de Arte Joven por los 500 años del Descubrimiento de América, entre otros.
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