Doctor en paleontología por la Université de Montpellier, Francia, y biólogo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), Rodolfo Salas Gismondi es uno de los científicos peruanos que participaron en el descubrimiento del Perucetus colossus, el coloso cetáceo del Perú.
Salas es investigador y fundador-encargado del Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural de San Marcos. Y su rigurosa labor científica complementa el trabajo de campo de Mario Urbina, líder de las expediciones que han logrado los más importantes descubrimientos de fósiles en territorio peruano.
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Trabajo en equipo
Salas y Urbina forman una dupla que aporta al conocimiento desde hace 20 años y que, gracias a las expediciones del primero y el trabajo de laboratorio del segundo, a partir de la investigación de restos fósiles desperdigados en territorio peruano están “descifrando la historia” de la Tierra antes de la existencia del ser humano.
La presentación al mundo del Perucetus colossus, el animal más pesado que haya existido sobre el planeta en la era Mesozoica –entre 248 millones y 65 millones de años– fue la oportunidad para que el investigador destaque la importancia que tiene el Perú para la paleontología mundial.
Este hallazgo demuestra la riqueza que existe en nuestro país, afirma Salas Gismondi. Antes no se sabía que teníamos una riqueza tan grande en fósiles, pero hoy, junto a Mario Urbina –cada uno desde su posición–, hemos demostrado que el Perú es un país de una riqueza paleontológica incalculable que puede aportar mucho al conocimiento de la historia de la Tierra.
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Perú: yacimiento paleontológico
Paleontólogos de todo el mundo están fascinados con lo que se descubre en Perú, sobre todo animales marinos. Cada una de las regiones de nuestro país tiene recursos paleontológicos importantes.
La Costa peruana posee fósiles en la zona de Ocucaje –de donde proviene el Perucetus colossus– y en el sector de Sacaco, norte de Arequipa. En los Andes, la zona de Espinar, en Cusco, cuenta con restos paleontológicos increíbles, con una preservación excepcional y poco conocidos.
Sin embargo, lo más extraordinario está en la Amazonía, donde uno diría que es difícil buscar fósiles. “Allí hemos encontrado maravillas que hoy nos permiten conocer cómo se originó la biodiversidad de la Amazonía peruana”, comenta el científico peruano.
Todas esas cosas de las que estamos orgullosos, por nuestro territorio, por ser tan fantástico, lo podemos reforzar con el conocimiento del pasado y de nuestra historia. “En el Perú la arqueología es muy importante, pero ahora podemos decir que la paleontología también es motivo de orgullo peruano”, asegura Salas.
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Necesidad de inversión
El investigador sostiene que, para desarrollarse, la paleontología no requiere materiales o herramientas muy costosas, pero sí necesita inversión para las expediciones y la recolección de los fósiles.
En el Perú, el Estado colabora por medio del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) y algunos proyectos tienen respaldo del exterior, pero hace falta más apoyo, sobre todo en el tema de infraestructura, acota.
Por ejemplo, en el Museo de Historia Natural de San Marcos tenemos una colección gigante para preparar y limpiar, pero nuestro ambiente es pequeño, observa Salas. “Se necesita construir un laboratorio; es lo mínimo que merece un departamento que publica y descubre cosas que son noticia mundial”.
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Equipo con Mario Urbina
“Conozco a Mario Urbina desde hace más de 20 años”, recuerda Salas. “Crecimos juntos en la paleontología, los dos teníamos la pasión y el deseo de ser paleontólogos y esto era un poco difícil en un país donde no había fósiles colectados o los que se habían encontrado ya estaban en museos del exterior”.
En esa etapa, los paleontólogos que estudiaban en el Perú eran extranjeros, europeos o norteamericanos. “Y contra todo, Mario y yo hicimos muchos descubrimientos, trabajábamos juntos haciendo labor de campo y en el laboratorio”.
“Formamos un equipo excepcional que ha podido juntar y reclutar nuevos investigadores, jóvenes científicos peruanos que ahora hacen sus doctorados en el extranjero o siguen maestrías en el país”.
El Perú necesita este tipo de crecimiento, tener un equipo completo y grande que no dependa de paleontólogos o científicos del exterior que, hecho un descubrimiento tan importante como el del animal más pesado del mundo, intenten bautizarlo con nombres que aluden a otros países, opina, con conocimiento de causa. En el fondo, el Perucetus colossus se llama así no solo porque es auténticamente peruano, sino porque Mario Urbina, Rodolfo Salas Gismondi y todo su equipo supieron dar un oportuno golpe de mesa.
(FIN/Ensayo General)
