Temas como la salud mental adolescente, los complejos de culpa por ‘buscar la felicidad’ dejando de lado a la familia y la repetición de conductas paternas odiosas con los propios hijos, son expuestos de manera profunda en la película franco-británica ‘El Hijo’ (The Son, en inglés).
La cinta del ganador del Oscar Florian Zeller –cuya cinematografía se gesta a partir de sus piezas de teatro– se estrena en Lima el jueves 23 de marzo.
La historia gira en torno a la vida de un exitoso abogado neoyorquino. Tras un matrimonio fallido –el cual mantuvo por algún tiempo para no afectar a su hijo–, decide dejar todo atrás y rehace su vida con una mujer más joven, con quien tiene un nuevo niño. Esta situación causa una depresión profunda en su hijo adolescente.
El abogado, encarnado con maestría por Hugh Jackman, se ve obligado a renunciar a uno de sus sueños –participar como asesor en una campaña política en Washington– para mantenerse cerca de su hijo adolescente en medio de su tratamiento psiquiátrico.
En la película se concatenan problemas que pasan por el abandono de la escuela, la imposición de un adolescente en una familia recién formada, la ilusión de una reconciliación irreal, todo lo cual lleva a un desenlace estremecedor.
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Zeller ha recurrido también a remembranzas visuales y textuales y a la ensoñación excesiva (maladaptative daydreaming, en inglés) que aportan al relato unidad y verosimilitud.
Si bien el planteamiento se apoya en estereotipos –el hombre exitoso, la mujer sufrida, la mujer joven que ‘rompe un matrimonio’, un adolescente afectado por los cambios externos–, la historia se desenvuelve sin dramatismos golosos.
‘El Hijo’, precuela de ‘El Padre’ (The Father), es una adaptación de la obra de teatro Le Fils (El hijo), también de Zeller.
Cuenta con las brillantes actuaciones de Laura Dern, Vanessa Kirby, Anthony Hopkins y el australiano Zen McGrath, quien da vida al hijo adolescente y deprimido.
Merecen mención especial dos escenas: la del consagrado Anthony Hopkins en un diálogo potente y gracias a él muy bien logrado –a la altura de un ganador de un Oscar– y la del actor secundario Joseph Mydell, quien interpreta de manera magistral a un psiquiatra en un momento determinante de esta historia.
Una película que no debe dejar de verse.
(FIN/Ensayo General)