Entrevista: María Ynés Aragonez
Maguey Teatro cumple 42 años, tiempo durante el cual –a base de esfuerzo y pasión– se ha convertido en una asociación cultural referente del teatro alternativo. Y no sólo en el Perú, sino en América Latina.
Empezó como un ‘laboratorio’ de investigación teatral y en estas cuatro décadas miles de personas han gozado de sus comedias, dramas, juegos y vida. Al mismo tiempo, formó a decenas de actores convencidos de que el arte ayuda en el ejercicio de ciudadanía.
Con ocasión de esta conmemoración, el grupo ha preparado una agenda de actividades entre octubre y diciembre, enmarcadas en el ‘Encuentro escénico Maguey 42 aniversario’, en su sede del distrito de San Miguel (Jr. San Martín 600).
Desde ‘Ensayo General’ consideramos que la ocasión es el espacio propicio para hacer una reflexión sobre el significado del teatro, su historia y sus fundamentos. Para ello, nos contactamos con su director, Willy Pinto, conversación que presentaremos en dos entregas.
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Maguey se fundó en 1982, un año terrible para el Perú porque se vivió la mayor ofensiva de Sendero Luminoso: 34 acciones terroristas y 5 incursiones en pequeños poblados ¿Qué los inspiró a fundar Maguey Teatro en un contexto tan dramático?
– El teatro en la historia de la humanidad ha estado permanentemente vinculado a las fibras más sensibles, atravesando los períodos más oscuros y críticos. Cuando Maguey inició su camino, el teatro peruano, latinoamericano y mundial estaba en un proceso de cambios y de búsqueda; necesitábamos explorar nuevas posibilidades, tanto en lo relativo a los contenidos como a la manera de entender y construir el hecho escénico, los lenguajes, la formación del actor, las nuevas dramaturgias, etcétera.
Partimos de ese interés y de la convicción de que el teatro tiene el poder de tocar profundamente a las personas y las comunidades, dialogando con los acontecimientos y dando voz a todos los protagonistas. El teatro como opción de vida nos permite compartir nuestra mirada y nuestras interrogantes a través de los procesos creativos y del lenguaje poético del arte –que siempre es provocador– y nos lleva a descubrir aspectos de la realidad que están más allá de lo aparente.
También estaba presente nuestro interés por la investigación, la pedagogía y la relación del teatro con la educación. Estos siguen siendo ejes y compromisos esenciales de nuestro trabajo. Nos inspiraba la búsqueda de un teatro que no se quedara solo en los espacios convencionales. Por ello, hemos abordado todo tipo de escenarios: tanto salas como espacios públicos, zonas rurales, escuelas y otros.
El grupo nació como un laboratorio de investigación y formación permanente y hemos mantenido ese espíritu a través de los años, incorporando, además, a nuevas generaciones que enriquecen y dinamizan los procesos con sus aportes.
Hoy atravesamos tiempos de suma violencia y profunda crisis, en el país y en el mundo. Basta ver la situación de corrupción y desgobierno en la que nos encontramos como consecuencia de décadas o siglos de problemas esenciales no resueltos. Frente a ello, las artes son imprescindibles para sembrar valores fundamentales para la convivencia, para desarrollar el sentido crítico, dialogar, sanar y generar una cultura de paz basada en la equidad y el respeto de la diversidad.
En el mismo sentido, ¿cuál ha sido el mayor desafío que ha enfrentado Maguey Teatro a lo largo de cuatro décadas?
– Maguey es un grupo independiente que desarrolla su trabajo a través de la autogestión. Resguardamos nuestras convicciones y principios inventando permanentemente mil formas para gestionar y producir nuestros proyectos. Este ha sido un desafío, pero al mismo tiempo lo entendemos como una dificultad que nos ha fortalecido.
Gracias a ello hemos podido desarrollar un trabajo colaborativo para perseverar y afianzar nuestras líneas de acción. Tenemos un espacio, un centro cultural y sala teatral, una escuela y una valiosa comunidad de aliados de la cultura y público que nos acompañan.
El país y la región enfrentan escenarios dramáticos. ¿Cómo ha influenciado esta situación en su forma de hacer teatro?
– Permanentemente, hemos investigado en el terreno de la historia no oficial y los procesos sociales, la interculturalidad, la marginalidad. Nuestras obras tocan esos temas desde diversos ángulos. A través del tiempo, todo artista o grupo atraviesa etapas y aprendizajes constantes que se reflejan en sus creaciones y en su lenguaje.
Nosotros tenemos ciertas características que nos acompañan desde los inicios, como por ejemplo la importancia del lenguaje energético, el trabajo físico y su particular vinculación con el texto, el trabajo con los objetos e imágenes, la música que creamos y ejecutamos en vivo, el estudio de los saberes ancestrales, la dramaturgia que valora por igual el lenguaje verbal como el no verbal.
Esos aspectos se han profundizado y sistematizado en una metodología que siempre está en evolución. Lo que tal vez se ha acentuado es el espacio y el rol co-creativo que otorgamos a los espectadores para que construyan sus propias lecturas a partir del acontecer performativo que caracteriza nuestras propuestas.
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Maguey Teatro realiza un trabajo comunitario y se dirige a una diversidad de publicos. Foto: Difusión
Maguey no sólo trabaja presentaciones, sino que desarrolla una tarea pedagógica descentralizada. ¿Qué ventajas y desventajas ha encontrado en el modelo de teatro autogestionado?
– La autogestión está asociada al resguardo de nuestra independencia y de nuestra manera de entender el teatro como disciplina artística, pedagógica, comunitaria, ecológica, etcétera. Esto nos permite establecer nuestras prioridades y estrategias que no necesariamente están siempre alineadas con el alcance económico inmediato como único o principal indicador de éxito.
Por ello, debemos encontrar cómo impulsar y sostener eficazmente nuestros proyectos con estrategias creativas y alternativas. Es claro que, como grupo profesional y organización cultural, necesitamos generar recursos y una economía apropiada, pero lo hacemos de maneras distintas a las que devendrían de una mirada prioritariamente comercial o con los criterios hegemónicos de producción.
Puedo decir que debemos lidiar con la ausencia de políticas culturales y presupuestos adecuados para la promoción de la cultura por parte del Estado, de los diferentes niveles de gobierno o de los municipios que, salvo poquísimas excepciones, desconocen sus obligaciones para garantizar el ejercicio de los derechos culturales, tanto de quienes somos artistas, creadores y gestores, como de la población en general.
¿Cómo logra Maguey Teatro mantenerse sostenible económicamente sin depender de grandes patrocinadores?
– Lo logramos a través de nuestro trabajo artístico, pedagógico y una intensa labor de gestión y producción. Nuestras obras están en circulación no solo en nuestra sala, sino también en otros espacios y circuitos. Tenemos asimismo nuestros talleres permanentes, la Escuela Maguey que abarca proyectos para niños, adolescentes, jóvenes y artistas profesionales.
También desarrollamos una línea de talleres especializados para educadores, tanto de colegios como de experiencias formativas diversas.
Trabajamos en nuestro centro y también en el interior del país o en el ámbito internacional. Ese conjunto de acciones produce sinergia entre los proyectos. Parte del público de los talleres, por ejemplo, asiste a las funciones y temporadas, los educadores se interesan en organizar funciones para sus colegios o universidades, si un grupo internacional llega a nuestra sala, eso facilita que nosotros tengamos la posibilidad de visitarlos y crear un nuevo proyecto de intercambio.
Cuando somos beneficiarios de los concursos de estímulos económicos del Ministerio de Cultura, aunque se trata de montos insuficientes para las necesidades de los proyectos, eso se suma a nuestra búsqueda de recursos. También están los aliados del sector privado que valoran la cultura y realizan donaciones para determinados eventos. Como puedes apreciar, se requiere un arduo trabajo de gestión y producción.
(FIN/Ensayo General)