El documental ‘La Ilusión de la Abundancia’, dirigido por Erika González y Matthieu Lietaert, llega al Perú para sumergirnos en la épica lucha de tres mujeres que, junto a sus comunidades, se enfrentan a empresas extractivistas cuyas acciones amenazan tanto a la tierra como a poblaciones vulnerables, al diezmar sus recursos naturales.
Erika González explica que esta película brota de su propia experiencia: mientras trabajaba en Bruselas, fue testigo del constante acoso, persecución y criminalización que enfrentaban numerosos defensores ambientales y, por ello, decidió otorgarles voz a través de un proyecto narrado por Berta Cáceres (Honduras), Carolina de Moura (Brasil) y Máxima Acuña (Perú).
La película ‘La ilusión de la abundancia’, se inspiró en el libro ‘Las venas abiertas de América Latina’ de Eduardo Galeano, obra que desafía la idea de que el subdesarrollo es una fase necesaria para alcanzar el progreso.
González destaca una de las frases del escritor uruguayo: “El destino no está escrito sobre piedra, los pueblos latinoamericanos tenemos el deber de seguir trabajando para cambiar esos 530 años de opresión y el colonialismo”.
Latinoamérica vive condenada al subdesarrollo, al ser apenas una exportadora de recursos naturales que son materia prima para el desarrollo de otras regiones. Sin embargo, en las voces de las protagonistas de ‘La Ilusión de la Abundancia’, rompe su silencio para demandar el cambio de estas posiciones.
Los directores del documental perseguían objetivos distintos pero complementarios: por un lado, buscaban despertar la indignación en el espectador –al exponer las acciones de las corporaciones– y, por otro, querían inspirar al público mostrando la vida e historias de las protagonistas, quienes encarnan valores como la valentía, la fuerza y el coraje. El documental ofrece un contrapunto entre la esperanza y la adversidad.
Como afirma González, estas tres mujeres narran una realidad concreta, sin embargo, es importante reconocer que situaciones similares se reproducen en numerosos países de América Latina.
En Perú, por ejemplo, abundan casos similares al de Máxima, mientras en Brasil existen muchas Carolinas enfrentando graves desafíos. Esta diversidad de historias refleja una problemática extendida en toda la región.
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Una discriminación positiva
Un dato resaltante de la película es la participación principalmente de mujeres, una elección que no es aleatoria sino que cumple el propósito de afirmar que la lucha medioambiental en América Latina está siendo liderada por mujeres.
“Los hombres queman el planeta y las mujeres apagan el fuego”, comenta Erika González.
En un mundo donde la acción es realmente importante, se ha revelado que ambos géneros desempeñan un papel crucial en el activismo medioambiental, aunque con diferencias significativas en su participación. Mientras la presencia masculina se concentra predominantemente en el ámbito académico e intelectual, son las mujeres las que lideran y se encuentran más activas en el terreno, enfrentando directamente los desafíos ambientales.
En una conversación con Matthieu Lietaert, el director destacó el preocupante patrón de violencia que enfrentan mujeres como Berta, Máxima y Carolina, incluso después de lograr avances en su lucha. Como menciona Lietaert, «cuando (grupos extremos) se enfrentan de manera contundente a un movimiento nacional de resistencia indígena, se asesina a la líder».
Esta triste realidad evidencia la ausencia de protección por parte del Estado hacia estas defensoras. Son ellas, junto con sus comunidades, quienes buscan y lideran el cambio, a pesar de las amenazas constantes que enfrentan.
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¿Qué trajo la pandemia?
Los directores explican que, si bien la pandemia alteró la trayectoria inicial de la película, esta circunstancia resultó fundamental en la construcción de alianzas. La colaboración durante este período permitió una campaña conjunta de impacto, en la cual se involucraron diversas organizaciones para promover el mensaje de la película.
De marzo a octubre de 2020, el proyecto se enfocó en la creación de alianzas estratégicas con el fin de ejercer influencia tanto en Europa como a nivel de las comunidades, abogando por un marco legal que responsabilice a las empresas y evite acciones criminales. Fue a partir de octubre de ese año cuando se continuó con la filmación de las escenas con Máxima Acuña, dando así inicio al proyecto artivista en el Perú.
Gracias a estas alianzas estratégicas, se materializó la idea de una gira de impacto por América Latina, con el objetivo de llegar a países como México y Colombia, que, si bien no son destacados en la narrativa central de la película, desempeñan un papel fundamental en el activismo ambiental, por ser considerados “los países más letales”, para los líderes ambientalistas.
¿Cómo se muestra el “enemigo”?
A pesar de que el proyecto pasó por dificultades como la pandemia, la mayor complicación fue ubicar y entrevistar a los representantes de empresas extractivistas. Pese a que las empresas son consideradas los “nuevos conquistadores”, no quisieron dar la cara al equipo; por ello se decidió mostrar en estos tres casos –muy vigentes– quiénes son estas empresas, cómo actúan y hasta dónde son capaces de llegar.
El equipo adoptó una estrategia similar al recurrir a documentos legales para confrontar y “darle una cara” a este enemigo compartido. Entre estos documentos, destacan las cartas de Berta Cáceres a autoridades y organismos internacionales, que sirven como evidencia y testimonio de la lucha por la justicia ambiental.
‘La Ilusión de la Abundancia’ se presentó en el Perú, en el marco de una gira internacional que incluye países de América y Europa.
(FIN/Ensayo General)
