Escribe: María Ynés Aragonez
Juan Cadillo es ingeniero de sistemas y educador. En el 2017 fue considerado por The Global Teacher Prize como uno de los 50 mejores profesores del mundo. También ha recibido las Palmas Magisteriales y tiene la autoridad académica para pronunciarse en torno a la educación peruana.
Consultado sobre la situación del sistema educativo en el Perú, cuyos resultados –bajos niveles de comprensión lectora y pensamiento lógico-matemático entre los alumnos– evidencian una crisis estructural, Cadillo sostiene que hay muchas recetas, pero “lo primero es la voluntad política y la voluntad de gestión”.
En diálogo con ‘Ensayo General’, explica que al hablar de voluntad política se refiere a que el Estado debe invertir fuertemente y de manera constante en los cambios que hace falta generar para que la educación pueda avanzar. Y eso necesita ir de la mano con la voluntad de gestión.
Cadillo agrega que la voluntad de gestión implica que la forma de administrar la educación tiene que cambiar en todos los niveles, desde el ministerio hasta la administración de las propias escuelas, es decir, hay que establecer una política de mediano y largo plazos.
Advierte que mientras no se genere esta política de mediano y largo plazos, no habrá avances porque “todos debemos caminar en una misma dirección”: no se trata de un cambio de ministro o de autoridades, sino de un proceso que tiene que establecerse con participación de todos.
>> PARA LEER EN RED >> ‘Los ojos’: ensayo sobre la ceguera, el amor y la peligrosa posibilidad de ver
Retraso de ingreso a la virtualidad
En la pandemia de covid-19, la educación peruana estuvo a la cola de las reformas. El Perú fue uno de los primeros países de la región en cerrar las escuelas y, al mismo tiempo, por falta de infraestructura y recursos, su paso a la virtualidad fue lento.
Ello visibilizó las brechas en infraestructura, conectividad y habilidades digitales, lo cual –para agravar el problema– se sumó a un lento retorno a las aulas, casi dos años después de iniciada la emergencia sanitaria.
Al respecto, el profesor Cadillo comenta que el cierre afectó grandemente a todos, pero en especial a nuestro país “porque no se logró que todos accedan a la virtualidad y nos fue muy difícil el poder regresar a las escuelas”.
“Es obvio que tenemos grandes retrasos, pero para afrontar o paliar sus efectos necesitamos establecer una política de recuperación de esos aprendizajes; y esto, pues, no solo es cuestión de los profesores sino también de infraestructura”, remarca.
“Tenemos un enorme déficit en infraestructura, pero el otro elemento fundamental es la formación docente, no solo con actividades virtuales –que hasta cierto punto han saturado el tiempo de los maestros–, sino con estrategias diferentes el establecimiento de redes de maestros”.
Innovación y magia
El maestro Cadillo agrega que la mejor manera de innovar es compartir: “Nos volvemos realmente innovadores cuando compartimos lo que hemos sistematizado y, en función de ello, la primera solución avanza con las ideas de otras personas”.
Por eso, se requiere también de la parte administrativa para la sistematización, así como contar con espacios y momentos para poder compartir el conocimiento directamente.
“Los maestros tenemos que ser resilientes –opina Cadillo– y la resiliencia se orienta a enfrentar dificultades. Muchas veces nos frustran las disparidades y ahora que hemos vuelto a la presencialidad sabemos que, si antes teníamos que implementar dos o tres tipos de estrategia, ahora necesitamos hacer magia dentro del aula”.
El Estado es muy lento, pero si los propios maestros desarrollan “esa cultura de compartir, de innovar, de lograr que la creatividad aflore, se podrán dar avances en educación”.
Juan Cadillo participó en el Comité Organizador del CADE Educación, espacio organizado por IPAE Acción empresarial donde maestros y gestores se reunieron con el fin de plantear soluciones para la mejora de la educación peruana.
(FIN/Ensayo General)
