Miguel Ángel Vallejo: “Escribir es una necesidad imperiosa e inevitable”

Entrevista: María Ynés Aragonez

Para el escritor y docente Miguel Ángel Vallejo Sameshima “escribir es una necesidad imperiosa e inevitable”. Y ese es el espíritu que transmite a sus alumnos del Taller de Dramaturgia de la maestría de Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).

Precisamente, sus alumnos presentarán este viernes 24 de noviembre –en el Instituto Raúl Porras Barrenechea– las lecturas dramatizadas trabajadas durante el semestre 2023-II. Estos textos, explica Vallejo, son producto de la inspiración y de la disciplina necesaria para escribir con pasión.

A propósito de esta presentación, Ensayo General conversó con Vallejo, doctor en Lenguas, Textos y Contextos por la Universidad de Granada y licenciado en Literatura por la UNMSM, quien ha publicado 18 libros de ficción y no ficción, para niños y adultos, entre ellos No leas libros sobre zombis (2023), Los anteojos de mi padre (2020), la obra de teatro Carnaval (2019) y la novela La muerte no tiene ojos (2016).

Usted dicta la asignatura de Dramaturgia en la maestría de Escritura Creativa en San Marcos ¿Cuáles son los temas recurrentes entre sus alumnos, en un contexto de redes sociales, ‘flojera por leer’ e inmediatez?

–En la maestría, tengo el privilegio de acompañar los procesos de escritores y escritoras en formación o que cuentan ya con una trayectoria, por lo cual considero que son personas que tienen un propio método y conocimiento del oficio.

He tenido la suerte de acompañar textos muy variados, desde lo más aristotélico y serio, hasta comedias posdramáticas, pasando por textos testimoniales muy íntimos o textos sobre personajes históricos. Parte de esta gran cantidad de información o sobreinformación que vivimos hoy genera esa amplitud de temas, pero también considero que es por el espíritu de la maestría de probar múltiples posibilidades.

Sus alumnos harán una lectura de sus trabajos en el Instituto Porras Barrenechea y la Feria del Libro. ¿Cómo los animó a hacer públicos sus textos?

–En este caso son parte del grupo de la Base 2023 y fue sencillo por su propia disposición a compartir su trabajo. Creo que compartimos la idea de que un texto, para estar completo, debe socializarse, necesita de encontrarse con los lectores, o en el caso de un texto teatral, de ser montado. Espero también poder ayudar a que algunos de sus textos teatrales, y los de estudiantes de otras bases, lleguen a representarse como teatro.

¿Qué se necesita para empezar a escribir, además de leer? ¿Es sólo inspiración o también disciplina?

–La disciplina es el principal componente. También es importante leer y tratar de comprender cómo eso que leemos nos produce tal o cual efecto, y cómo producirlo en nuestros textos. A su vez, es importante comprender nuestro propio proceso al escribir, si nos funciona mejor trabajar con horarios, con un guion previo, con plazos fijos, o si es más práctico fluir solo con algunas ideas, intuitivamente. Creo también importante ser rigurosos al corregir nuestros escritos, buscar miradas variadas de otras personas, sin por eso creerles ciegamente. Finalmente, hay que asumir que el proceso de escritura, como todo lo que vale la pena, tiene rigores, cuesta esfuerzo, mucho trabajo y dedicación.

¿Cuál es el mensaje central para sus alumnos?

–Una cita hermosa del escritor colombiano Héctor Abad: “Es difícil escribir, pero más difícil es no hacerlo”. Escribimos no porque sepamos mucho, sino todo lo contrario: escribimos porque tenemos una necesidad de decir algo y debemos estructurar ese algo de alguna forma, y encontramos que podemos escribir ese algo. Quizá, si hay suerte, al leer un texto terminado aprendamos un poco, o quizá no, pero igual debemos escribir. Creo que para quien ha encontrado esa obsesión, escribir es una necesidad imperiosa e inevitable. Y, sí, es difícil, pero son peores la frustración y la angustia de no poder escribir.

¿Desde la academia se puede impulsar la creatividad literaria, sea esta poética, narrativa o dramática? 

–Claro que sí. Los estudios superiores y de posgrado en escritura creativa brindan no solo técnicas y ejercicios de escritura, sino también herramientas interpretativas para analizar textos literarios, así como para entender el proceso personal de escritura y la propia producción literaria. Por otro lado, los maestrandos producen tesis que generan un debate académico sobre literatura, pues estas tesis interpretan los textos literarios de los maestrandos en una mirada comparativa hacia obras más difundidas.

La dramaturgia y el acceso al teatro no son masivos. ¿Qué estrategia se puede plantear para formar públicos lectores y amantes del teatro, desde la academia?

–Primero, la formación de públicos en una construcción de redes. Por ejemplo, desde el Estado existen programas que acercan a escolares a procesos de montaje y obras teatrales profesionales. Desde la empresa privada existen salas teatrales con programaciones muy variadas, desde stand up comedy hasta obras experimentales, y también organizan promociones de precios para acercar al gran público a puestas menos comerciales.

Desde el teatro comunitario buscan trabajar con la propia comunidad en escuelas y con otras instituciones locales, lo cual también genera un tejido social que acerca al público a lo escénico. Potenciar estas iniciativas e integrarlas en programas con objetivos y lineamientos produciría un circuito más descentralizado, un mercado más amplio con precios más bajos y espectáculos más atractivos para auspiciadores.

¿Podemos afirmar que a partir del interés académico por la escritura y la lectura se puede impulsar también la ciudadanía? 

–Leer ficción nos permite acceder a más información, a más puntos de vista y a distintas formas de entender la vida. Pero esto va más allá. Nos interpela, cuestiona nuestros sentidos comunes, nos hace debatir, a veces con lo que leemos, a veces con nosotros mismos. La escritura es una proyección de estas posibilidades: escribir es leer un texto que no se ha escrito todavía. De esta manera, los hábitos de leer y escribir pueden provocar mejores hábitos de convivencia.

(FIN/Ensayo General)

Presentación:

  • La lectura es coorganizada con el Instituto Raúl Porras Barrenechea y se realizará en su sede: calle Narciso de la Colina 398, Miraflores, con ingreso libre. El viernes 24 a las 6:00 de la tarde.
  • Se presentarán los escritos de Raisa Gómez Salinas, Alberto Salazar, Álvaro Sinarahua y Karla Velezmoro. La presentación estará a cargo del director del Instituto Porras Barrenechea, embajador Luis Mendívil-Canales, con comentarios del coordinador de la maestría, Carlos Arámbulo, y el docente del taller, Miguel Ángel Vallejo Sameshima.
  • De acuerdo con Vallejo, los cuatro textos de la presentación “reinventan las formas clásicas”. Emplean recursos como saltos temporales, personajes fantásticos e investigación documental. 
  • Departamento del androide, de Raisa Gómez Salinas presenta los dilemas de salud mental en una comedia ácida. 
  • Flashword submersivo, de Alberto Salazar, cuestiona los valores de la vida contemporánea con múltiples personajes, en una propuesta cercana al flashmob, cargada de humor ácido.
  • Déjame volver a la orilla, de Álvaro Sinarahua, reflexiona sobre la violencia de género a partir de una pareja cuyas discusiones parecen atemporales, con dramatismo y experimentación técnica. 
  • El taxi, de Karla Velezmoro, muestra el encuentro entre una abogada y un criminal al que ella ayudó a condenar, y cómo recuerdan, de formas muy diferentes, un terrible episodio de violencia política en el Perú.

Más Noticias Destacadas

Deja una respuesta

CONTACTO

Magdalena, Lima-Perú  | +51 908 801 019  |  contacto@ensayo-general.com
Para mayor información los invitamos a suscribirse.

Las notas, entrevistas y artículos de ‘Ensayo General’ son gratuitos, pueden ser utilizados y publicados citando la fuente. Si deseas colaborar con ‘Ensayo General’, puedes ingresar a Yape en el Perú y a PayPal desde el exterior.