“No es posible entender la curaduría del arte si no es como un acto de amor. Fuera de él, o si no fuésemos capaces de ver su presencia, una tarea tan minuciosa y ardua (como la preservación de la memoria del cine) se vuelve incomprensible”.
Con estas palabras –y en un tono que denotaba emoción y convicción–, Salomón Lerner Febres inició su discurso por el 20 aniversario de la Filmoteca de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Lerner recordó que el Perú no tiene ningún repositorio nacional de archivos fílmicos. Por ello, se puede afirmar que esta filmoteca, que guarda los archivos de la fenecida filmoteca del Museo de Arte de Lima, se levanta como la génesis de una filmoteca nacional.
Las filmotecas son espacios importantes para la conservación de la memoria y la historia de las culturas que forman los países.
En la actualidad, la Filmoteca PUCP desarrolla un trabajo de preservación, rescate y restauración de archivos fílmicos, conservando la memoria nacional del cine y de las producciones audiovisuales: desde el cine en soporte análogo de acetato, las cintas magnéticas y, hoy, las memorias digitales
En agosto del 2003 el cierre de la Filmoteca del Museo de Arte de Lima estaba declarado y fue necesario que se unieran especialistas y voluntades para salvar los registros audiovisuales que guardaba. Así, la PUCP asumió la tarea, concretándose la transferencia del patrimonio fílmico en junio del 2004.
El espacio recibe periódicamente materiales que alimentan su acervo y que requiere del apoyo publico y privado para poder conservarse y mantenerse.
La memoria el alma de la nación
Lerner –filósofo, expresidente de la CVR y presidente de la Filmoteca PUCP– resalta la importancia de lo que significa, para el alma de una nación, la preservación de la memoria.
Y remarca que el cuidado escrupuloso de las cintas y registros cinematográficos que están a cargo de su equipo requiere de arte, técnica, ciencia y una fina atención a cada uno de los detalles. Pero agrega que el sentimiento que da solidez a este ejercicio es el amor.
Sin aquel impulso del espíritu que lo lleva a expandirse, no podemos comprender el camino que la Filmoteca PUCP ha recorrido en estas dos últimas décadas, señaló Lerner en el discurso de aniversario.
El filósofo resaltó que esta filmoteca tiene entre sus tareas desde la difusión del cine nacional, dentro y fuera del país, hasta lograr la participación en reconocidos festivales mundiales.
Con una figura poética, describe a quienes se involucraron en este rescate: con “un espíritu de los curadores de imágenes y sonidos, los cuidadores de sueños convertidos en imagen y sonido que enlazan el presente con el pasado; dicha devoción permite que el cine se despliegue en los múltiples espejos en donde vemos reflejados lo que fuimos, lo que somos, lo que seremos, ese encadenamiento de tiempo que llamamos memoria”.
Como objeto de archivo, el registro audiovisual no es como muchas veces se cree un artefacto puesto bajo llave. Toda auténtica materia de archivo es un dispositivo que activa la interpretación, que nos lleva a la comprensión del pasado y, mediante él, al entendimiento de la obra humana.
Tiempo efímero perpetuado
En un contexto en que la Ley de Cine ha sido reformulada, incluyendo una serie de retrocesos, el presidente de la Filmoteca PUCP recuerda: “Los archivos que evidencian la violencia y el paso del tiempo son motivo de sospecha y la memoria es amenazada una y otra vez por la censura”.
Es ya un lugar común afirmar que en nuestra sociedad avanza la ingeniosa idea de reemplazar rápidamente lo antiguo con lo nuevo; ante ello, los registros audiovisuales ayudan a comprender cuán desorientados, frágiles y efímeros son los tiempos que vivimos, manifestó.
De manera reflexiva, Lerner remarca que la memoria que se construye mediante el arte es contemplativa y duradera, consuela, orienta y ofrece identidad. Y añade en tono enfático: “Sobre el arte se puede decir que es la actividad humana más libre porque es un fin en ella misma, porque es un signo que revela nuestra intimidad; la experiencia creativa que se expande en los espíritus de creadores y espectadores”.
De todas las artes, el cine es el medio contemporáneo por excelencia, reúne a todas las demás para llevarlas a las escenas de las luces y las sombras que se proyectan en las pantallas, pero también y, sobre todo, llevarlas a nuestros corazones, añade Lerner.
Una filmoteca es como un repositorio de historia, de alegrías y desdichas, de los héroes, así como de los personajes ordinarios de la gran comedia humana, de los protagonistas de gestas extraordinarias o cotidianas que han sido y son el curso vibrante de las imágenes, manifiesta.
Destaca que la tarea de la conservación de la memoria fílmica solo es posible gracias a un equipo comprometido que, día a día, tal como señaló al inicio del discurso, se maneja con un sentimiento de amor y entrega al Perú, al cine y al arte.
(FIN/Ensayo General)