Escribe: María Ynés Aragonez
En sus protagonistas y contextos, los cuadros de Kevin de la O tienen una característica particular: invitan a quien los contempla a los territorios de la melancolía, si no a la soledad. Sin embargo, esa sensación se contradice con la que producen los colores fuertes y el gran formato de estas pinturas.
En un escenario de ‘cola de pandemia’ –donde la gente se libera, aunque persisten los temores a una enfermedad que dejó víctimas por miles– un espectador puede suponer que la muestra contiene esos resabios. De la O aclara: su pintura ha ido por otros caminos.
En los momentos críticos de la pandemia, a casi todos nos envolvió un estado de inacción y letargo. ¿Hay algo de eso en ‘Figuraciones en suspensión’?
–No, en definitiva, mis temas están distanciados de la pandemia. Cuando veo mi pintura, no pienso mucho en la enfermedad. Mi pintura es más una secuencia de mi cotidianeidad. Años atrás, cuando decidí distanciarme de mi familia, empecé a entender un poco el silencio, entendí que mi mundo sería diferente. Al inicio, me costó enfrentarme al vacío de mi hábitat, que fue remplazado rápidamente por música, pinceles, lienzos y pinturas.
¿El gran formato y los colores brillantes en sus trabajos deben interpretarse como un reclamo de liberación frente al silencio?
–Recuerdo que, a los 9 años, en Huancayo, cada tarde me trepaba en un ciprés y me sentaba a observar el final del día. Desde mi infancia, siempre hubo un silencio, bastante agradable, por cierto. Pasó algún tiempo para darme cuenta de que valoraba eso.
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De la O dice que no guarda muchos recuerdos de su madre. Tampoco de su padre. “Quizá de mi familia, en general. Por eso me adapté muy rápido a esta soledad. Pero quiero dejar en claro que la soledad, desde mi punto de vista, no es algo que deba preocuparnos o dar pena”.
En la apreciación de los trabajos reunidos en ‘Figuraciones en suspensión. Diálogos desde la cotidianeidad y el silencio’, uno encuentra influencias del británico David Hockney, representante del pop art, y del surrealista Edward Hopper, prácticamente un clásico.
¿Hay algún referente nacional que influencie su obra?
–Admiro a algunos artistas acuarelistas arequipeños: David Condori y Ricardo Córdova. La ciudad misma de Arequipa me ha regalado grandes escenarios con increíbles contrastes, llevándome a pensar en Hopper, pero estos escenarios un poco apagados del artista no armaban una paleta que yo quisiera seguir. Investigué un poco más y me encontré con David Hockney, quien me ayudó a encontrar la paleta que hoy uso.
Es necesaria la creación de espacios para la difusión de todas las artes ¿Cómo se incrementa el público de las salas de exposición?
–Creo que si eres artista, de cualquier disciplina, tu tarea es educar a las personas que te rodean. Recuerdo que cuando cumplí 19 años, compré entradas para una obra de teatro y llevé a mis amigos para que se sumerjan, por un par de horas, en un círculo artístico. Luego de la función, el tema de conversación era lo que había sucedido con los personajes, los actores y el drama. De esa manera se debe trabajar con la comunidad.
(FIN/Ensayo General)
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FIGURACIONES EN SUSPENSIÓN
[-] La curaduría de ‘Figuraciones en suspensión’ está a cargo de Juan Peralta Berríos. La exposición estará abierta hasta el domingo 7 de mayo en la Galería de Artes Visuales de la Universidad Ricardo Palma (Av. Arequipa 5198, Miraflores).
[-] Peralta sostiene: «El trabajo de Kevin de la O es una buena oportunidad para volver los ojos a la pintura y reconocer que el arte es una suma de sucesiones y aportes, de viajes de ida y retorno por la historia del arte.
[-] Kevin de la O se formó en la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (2014 y 2015). En el 2015 viaja a la ciudad de Arequipa. Fascinado por el realismo de los acuarelistas de la Ciudad Blanca, decide continuar estudios en la Escuela de Arte Carlos Baca Flor.
