Entrevista: María Ynés Aragonez
Esta semana llega a su fin la temporada de ‘A salvo’, una puesta en escena que, a primera vista, podría ser entendida como un drama, pues aborda una realidad sensible: la relación que establecen las mujeres con su cuerpo, la gordofobia y las imposiciones sociales sobre la ‘belleza’.
Sin embargo, la obra –una autoficción– se levanta como un canto de liberación y empoderamiento femenino que remueve prejuicios y termina con el público aplaudiendo de pie, por lo contundente de la actuación, el guion y el argumento.
‘Ensayo General’ conversó con la actriz Jimena Ballén Tallada, quien nos invita a las últimas funciones de ‘A salvo’, este viernes 24 y sábado 25 de marzo (8:00 de la noche) en el teatro El Galpón espacio, nuevo espacio de arte en Pueblo Libre.
‘A salvo’ es una propuesta de Tránsito-Vías de Comunicación Escénica. Sobre el escenario, Jimena es dirigida por Paloma Carpio Valdeavellano.
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A primera vista, se puede decir que ‘A salvo’ es un drama, sin embargo, se trata de un canto de liberación. ¿Cómo logras tocar temas profundos con sarcasmo y energía, sin caer en el dramatismo y el lloriqueo?
–Creo que la obra tiene de todo, drama, comedia, sarcasmo. Es como la vida misma: para algunos será un drama o ‘una obra intensa’; y para otros, no tanto. Eso es lo bonito del teatro, lograr que cada espectador lo vea desde sus propios ojos.
Ahora, no hay que tenerle miedo al drama, pero al contar una historia es importante mostrar los distintos matices; hasta en los momentos más duros hay razones para reír. Con Tránsito-Vías de Comunicación Escénica, siempre nos ha parecido importante usar el humor como recurso para entender la diversidad de los momentos que vivimos.
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¿Esa es la propuesta de Tránsito?
–Sí, nuestras obras tienen esa cuota de realidad, mezcla de humor, drama y también ironía. En el caso de ‘A Salvo’, al ser teatro testimonial, se necesita acompañar, pintar cada momento en distintas tonalidades.
Si no, la obra se vuelve ‘de un solo tono’ y, desde mi forma de ver, pierde interés. El teatro es como la vida, mezcla de una amplia gama de colores y atmósferas.
¿Arte y ciudadanía pueden avanzar juntos? ¿Es posible afirmar que el activismo es innato a la propuesta artística?
–Es intencional. Desde las primeras creaciones colectivas, siempre venía primero lo que queríamos decir o los cuestionamientos que nos surgían, lo que nos motivaba a llevarlos a la creación.
En algunos momentos hemos tenido obras más políticas, sin embargo, con el tiempo hemos entendido que lo personal es político. Por ejemplo, hablar de la gordofobia es un acto político.
El teatro nos permite generar ese encuentro con el público en el que todos nos podemos sentir interpelados, ya no es posible bloquear las emociones que surgen cuando estás en el escenario.
‘A salvo’ es una autoficción. ¿Los miembros de Tránsito trabajan sobre sus propias vidas para la trasmisión de mensajes de liberación femenina?
–Es teatro testimonial, se toman pasajes de la vida de la actriz (en este caso la mía) para construir desde la dramaturgia una serie de eventos que tienen un sentido en su conjunto y que van contando una historia. En Tránsito hemos tomado, en algunas obras, testimonios reales de los actores, combinados con otros momentos.
En el caso de ‘A Salvo’ y ‘A un cielo de distancia’ todo es testimonial, porque llega la necesidad de las actrices de hablar de temas que las mueven y que desean profundizar; el grupo acoge la propuesta.
Hay un tema de cierre de círculos que muchas veces termina agrupando en nichos a quienes piensan igual o parecido ¿Cómo, desde el arte, se pueden abrir estos círculos y ampliar audiencias?
–Creo es importante que el teatro genere más preguntas que respuestas, espacios para dialogar y seguir desaprendiendo algunas creencias impuestas, como en el caso de la cultura de dieta, y también abrir espacios para cuestionar.
Por eso, en muchas de las obras nos gusta hacer conversatorios después, y, así, los temas que trae la obra pueden seguir siendo parte del debate después.
¿Hay posibilidad de llevar ‘A salvo’ a las regiones?
–Nos encantaría llevarla a regiones y también a festivales nacionales e internacionales; estamos seguras de que seguirán abriéndose puertas para continuar con la obra y con el diálogo posterior. Aún tenemos dos funciones más, este viernes 24 y sábado 25 en El Galpón.
Pronto estrenarán ‘A un cielo de distancia’, obra que tiene un componente histórico y que busca revalorar el papel de la mujer en este devenir. ¿Qué innovación traerá esta puesta en escena?
–Deseamos realizar un aporte al poner sobre la mesa y en la agenda pública el tema de la salud mental, la depresión y el suicidio, con el objetivo de hacer un llamado a generar alternativas y propuestas de solución. Esta obra busca reivindicar la ternura y el afecto como elementos esenciales que no pueden faltar en nuestras relaciones humanas, por nuestro bienestar y salud emocional.
¿Cuándo y dónde la estrenan? ¿Quiénes participan?
–Estrenamos el 14 de abril en El Galpón espacio, a las 8:00 de la noche. Es un unipersonal de Laura Santa Cruz, dirigida por Paloma Carpio y Andrea Valdivia.
(FIN/Ensayo General)
