Acción de Gracias por la vida de Gustavo Gutiérrez Merino-Díaz

Escribe: Félix Grández Moreno

Oración de acción de gracias proclamada la noche del 23 de octubre en la Sala Capitular del Convento de Santo Domingo, en el Cercado de Lima, durante los funerales de Gustavo Gutiérrez Merino – Díaz, sacerdote, teólogo, humano hasta las últimas consecuencias. Un peruano universal.

Collage imagenes de redes sociales.

Querido Dios:

Esta noche tenemos muchos motivos para darte gracias.

Te agradecemos en primer lugar el regalo de la vida de Gustavo.

Queremos dar gracias también por esta oportunidad de hacer memoria de tantas cosas buenas que hemos vivido con Gustavo. Una memoria agradecida.

Te damos gracias porque Gustavo alentó en nosotros las ganas de caminar como Jesús de Nazaret, junto con los pobres y por la liberación.

Muchas gracias por la amistad de Gustavo. Una amistad llena de gestos de gratuidad, de sencillez, de delicadeza y profunda humanidad con nosotros, con nuestras hijas e hijos, con nuestros nietos.

Una amistad que hizo arder nuestros corazones desde nuestra primera juventud, «cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras», de la misma manera que lo hizo el Jesús resucitado con los discípulos que iban en el camino de Emaús.

Una amistad exigente, interpelante, que invitaba permanentemente a ser libres y libres para amar.

Una amistad que llamaba a apurar la historia desde el amor y el servicio a los pobres de nuestra sociedad y del mundo.

A ti, que eres para nosotros el Dios de los pobres, el Dios humano y sencillo, te damos gracias por la fe de Gustavo.

Muchas gracias Señor por inspirar en él un gusto particular por las bienaventuranzas, desde las cuales nos invitaba siempre a ser felices.

Felices a la manera de las bienaventuranzas, en su doble dimensión de promesa de felicidad y de tarea práctica y acción concreta.

Y también por hacer que cada vez que leía las bienaventuranzas se le ocurriera decir que se debería agregar una a las ocho ya existentes, que debería ser: «bienaventurados los tercos», los que perseveran, los que insisten y persisten.

Señor, tú eres nuestra fuerza, nuestra roca y salvación, nuestro gran libertador. Está noche para nosotros es una noche de esperanza, pero de esa esperanza que moviliza y que se planifica, como le gustaba decir a Gustavo.

Una esperanza que nos lleva a afirmar en medio de una situación tan dura, de tanto sufrimiento, como la que vivimos ahora en nuestro país, que siempre y en cada momento «más vale encender una vela que maldecir la oscuridad».

Finalmente, te damos gracias por el buen humor de Gustavo, por su chispa y alegría. Por su gusto por la literatura, la poesía, el cine y la música. Una bocanada de aire fresco, un haz de luz en nuestras vidas.

Muchas gracias, querido Dios, por la vida y la amistad de este amigo tuyo, amigo de los pobres y amigo nuestro.

Lima, 23 de octubre de 2024

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