Mariposario ‘Monte Alto’: visita imperdible en Tingo María

César Chaman

En pantalones cortos y camiseta verde, Eduardo Cáceres Levi recibe personalmente a los visitantes del mariposario ‘Monte Alto’ en Tingo María.

Reabrió su establecimiento este año, después de algún tiempo adecuándose a las normas sobre crianza y comercialización de mariposas, y espera culminar en 2022 un cafetín y una sala de lectura en la parte delantera de su terreno, para quienes quieran quedarse –después del tour– a pasar un rato desconectados de la ciudad, conversando, leyendo o simplemente descansando.

Profesional en temas ambientales y forestales, Eduardo está convencido de que emprendimientos como el suyo ayudarán a mitigar dos situaciones problemáticas en la región Huánuco y la Amazonía: el tráfico ilegal de animales –en este caso, de insectos– y la informalidad en el rubro de los mariposarios.

A todo el que llega a ‘Monte Alto’, le explica con calma su trabajo con las mariposas: primero, recolecta los huevos que, al cabo de unos días de cuidados en recipientes protegidos, tomarán la forma de orugas.

Una explosión de color

Cuando Eduardo muestra una oruga madura, algunos visitantes retroceden ligeramente con un gesto repentino de comprensible sorpresa. Pero, pese a su forma exterior, las orugas evolucionan hasta convertirse en pupas de las que brotarán mariposas de colores maravillosos.

En la zona de vuelo, cubierta completamente con una malla verde que no desentona con el entorno, Cáceres Levi apunta con el índice derecho a una mariposa búho que reposa en un tallo.

Equipadas apenas con un par de alas quebradizas y patas que utilizan para posarse y alimentarse, algunas mariposas tienen en el camuflaje una herramienta eficaz de supervivencia, detalla nuestro guía. Son pocos los pequeños predadores del bosque intermedio de Tingo María los que se atreverían a molestar a un ave rapaz descansando en medio del follaje.

“De todos los huevos que cultivas en un mes, por ejemplo, ¿cuántos llegan a convertirse en mariposas?”, le pregunto a Eduardo. La tasa de éxito –por llamarla de alguna manera– es de 40 por ciento, responde el anfitrión de ‘Monte Alto’. Cuatro de cada diez huevos progresan dentro de lo esperado hasta dar el paso final. Es un porcentaje importante, agrega: «Afuera, en la intemperie, la tasa de supervivencia llega apenas a 5 por ciento». La creación de la vida es un proceso complejo.

¿Cómo llegar a Monte Alto?

Para visitar ‘Monte Alto’, la entrada general cuesta 8 soles. Sin embargo, los escolares y universitarios pagan solo la mitad. El mariposario de la familia Cáceres Levi queda a cinco minutos del centro de Tingo María. El transporte en esta ciudad y sus alrededores se realiza principalmente en mototaxi, como en prácticamente todas las localidades de la Amazonía.

Esta tarde de sábado, Bruno Ortiz y Arturo Goga toman imágenes de una pupa mientras escuchan las explicaciones de Eduardo Cáceres.

En Mercado Libre se ofrecen mariposas de todo precio. Pero comprarlas sin ningún filtro solo agrava el problema del tráfico ilegal de especies. Para erradicar este drama hay que concienciar tanto a los criadores informales de mariposas y a quienes las capturan en el bosque, como a los potenciales compradores.

‘Monte Alto’ es una iniciativa que comenzó a funcionar antes de la pandemia. Sin embargo, Eduardo cerró de manera temporal para adecuarse íntegramente a las normas en materia ambiental y de especies de fauna silvestre. En este tránsito, recibió el apoyo de la Alianza Crece –en la que participan Cedro y USAID–, para seguir el programa de capacitación ‘UP Emprende’ sobre gestión de emprendimientos de la Universidad del Pacífico (UP).

Solo con fines educativos, el equipo de ‘Monte Alto’ conserva en frascos de vidrio una pequeña colección de orugas y pupas que no lograron completar el proceso de transformación hasta levantar vuelo como mariposas. En un sentido amplio, el mariposario debería funcionar como un complemento de la información y las lecciones que reciben los escolares en el aula. La observación, la inspiración y el hacerse preguntas son el punto de partida del conocimiento científico.

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Contra el mercado ilegal

En 2019, un país de América Latina –Costa Rica– era el líder mundial en exportación de mariposas. Dependiendo del tamaño y el colorido de las alas, la demanda internacional puede ofrecer entre 5 y 20 euros por una mariposa de tipo Morpho Azul.

Las mariposas Monarca, en la parte alta izquierda de la caja de colección que muestra Eduardo Cáceres, son las más conocidas por los criadores y el público general. A la derecha están las mariposas nocturnas, conocidas también como ‘polillones’, de color gris y un cuerpo grueso y abultado. El ser humano ha desarrollado un rechazo curioso y muy particular frente a estas mariposas de la noche.

Ahora Eduardo pide fijar la mirada en una forma extraña sobre una de las paredes del área de vuelo: dos mariposas búho se aparean en ‘Monte Alto’. Están literalmente pegadas y permanecerán así por un buen rato más.

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Eduardo Cáceres se da tiempo para mostrar a sus visitantes las características básicas del bosque intermedio de Tingo María e identificar especies maderables como el cedro. El huerto de ‘Monte Alto’ acoge también especies frutales como el cacao, copoazú, sachamanzana.

Aun cuando no son la especialidad de la casa, otros insectos están a la vista de los visitantes de ‘Monte Alto’ para coloridas fotografías instagrameables. Allí está también ‘Manu’, el amable pastor alemán que acompaña a Eduardo en el guiado por todo el mariposario. Necesitamos proteger el bosque amazónico y a todas sus especies, exige Eduardo Cáceres Levi, a modo de despedida.

(FIN/Ensayo General)

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