Augusto B. Leguía, Luis M. Sánchez Cerro y Víctor Raúl Haya de la Torre.

Robert Gammon: Me interesa conocer a los protagonistas de la historia como seres humanos

Graduado en historia en la Universidad de Harvard e hijo de un catedrático de literatura hispanoamericana en Boston, John Fitzgerald es el joven personaje que construye el escritor Robert Gammon para echar a andar la trama de ‘Los Titanes del Pacífico’, una novela de amor, intriga y poder.

Corren años de bonanza para los negocios norteamericanos en un mundo que ingresa sin pausa en la antesala de la Gran Depresión y, en ese periodo, los Fitzgerald –padre e hijo– tienen contacto fluido con políticos, periodistas y académicos peruanos exiliados en Estados Unidos.

A principios de 1930, en el undécimo año de su segundo gobierno, Augusto B. Leguía aún maneja los hilos del poder, pero entra en escena un militar ávido de gloria: Luis Sánchez Cerro. En ese contexto, desembarca en Perú el joven Fitzgerald como parte de una misión empresarial. Allí comienza esta historia.

Aunque nació en Londres en 1955, Gammon vivió sus primeros años en Lima. Estudió en el exclusivo colegio Markham de Miraflores, una etapa de la que todavía conserva un antiguo libro de historia del Perú cuyas carencias de reflexión lo motivarían a estudiar en profundidad la realidad peruana.

Robert Gammon regresó esta vez para la Feria Internacional del Libro de Lima Edición Bicentenario, donde presentó su novela ‘Los Titanes del Pacifico. Amor, intriga y poder en el Perú de 1930’ (Estación La Cultura, 2024). Allí conversó brevemente con Ensayo General.

Los Titanes del Pacífico es parte de una trilogia preparada por Robert Gammon. Foto: Linkedin Robert Gammon.

¿Cómo surge su interés por estudiar el Perú precisamente en el periodo de 1930?

– La primera mitad del siglo XX fue una época de enormes cambios, no solo en el Perú sino en todo el mundo. Todavía conservo mi viejo libro de Historia del Perú, un texto que básicamente comentaba hechos y fechas: “Vamos a memorizar fechas, sobre todo para pasar los exámenes”. Qué aburrido, ¿no? A mí, lo que más me interesa es retratar lo que fue esa época y conocer mejor –como personas, como seres humanos– a los principales personajes de esa etapa. En 1930 falleció José Carlos Mariátegui; ese año también termina el régimen de Leguía; da un golpe militar Sánchez Cerro, que era un personaje de lo más pintoresco; y al año siguiente vuelve al Perú Víctor Raúl Haya de la Torre, a quien también encarcela Sánchez Cerro después de haber apresado a Leguía. Era una época que algunos historiadores describen prácticamente como “de guerra civil”.

Desde su punto de vista, ¿qué acontecimientos de ese intenso 1930 han tenido repercusiones en la segunda mitad del siglo XX y en la actualidad?

– La de 1930 fue una época de gran inestabilidad en el Perú porque (crece) la desconfianza en los poderes del Estado, algo que ya existía en los primeros años de Augusto B. Leguía. Claro, Leguía era una especie de “autócrata de guante blanco” que todo lo tenía controlado: el Congreso, los jueces, todo. Y, bueno, esa desconfianza continuó durante el régimen de Sánchez Cerro, hasta que lo asesinaron: desconfianza en la jefatura del Estado, desconfianza en el Legislativo, desconfianza en el Poder Judicial. Algunos dicen que eso también está pasando ahora, hay una gran desconfianza en este momento, lo cual es sumamente peligroso.

Hay cierta similitud…

– Exacto. Lo que pasa es que esa época acabó muy mal porque el Perú terminó en manos de un militar como Sánchez Cerro. La gente que lo rodeaba creó un partido político –que era el vehículo para ganarle las elecciones a Haya de la Torre en 1931– con abiertas simpatías fascistas: habían estado en Italia y consideraban que el régimen fascista de Mussolini era la solución que necesitaba el Perú; también admiraban a Hitler y ya sabemos cómo termina Europa con esos señores.

¿Cómo describiría el trabajo de preparación de este libro?

– A mí me encanta investigar y conocer la historia de este periodo. Algunas personas me preguntan: “Robert, ¿cuánto tardaste en escribir esto?”. La verdad, yo vengo investigando para esta novela –y las dos siguientes, que son parte de una trilogía– un cuarto de siglo.

Gammon presentó su novela en la 28 Feria del Libro de Lima.

¡Veinticinco años!

– Sí. Y me acuerdo exactamente cuando me decidí a empezar a estudiar este período.

¿Cuándo fue?

– En el 2000. Ese año me compré los 12 tomos de la Historia de la República del Perú de Jorge Basadre, historiador maravilloso. Y desde entonces he ido informándome, leyendo y encontrando mucho material interesante,

¿Debemos leer ‘Los Titanes del Pacífico’ como un libro de historia?

– A ver, yo creo que ‘Los Titanes del Pacífico’ nos ayuda a conocer lo que era el Perú de hace un siglo. Hay quienes podrían decir: “Bueno, eso fue hace un siglo, ¿a mí qué me importa ahora lo que sucedió hace casi cien años?”. Sin embargo, muchas de las cosas que pasaron entonces tenemos que evitar que se repitan ahora. Dicen que el pueblo que desconoce su historia está condenado a repetirla.

¿Ha tenido oportunidad de escuchar opiniones de los lectores? ¿Qué recepción ha encontrado?

– Sí, la verdad es que he hablado con muchos lectores y también con compañeros escritores que ya conocían mi libro. Y estoy encantado del interés que ha despertado esta novela histórica. También hay varias librerías –creo que Crisol, Íbero, CBS– que han puesto pedidos de ‘Los Titanes del Pacífico’.

Habló de una trilogía, ¿cuáles son los temas que vienen?

– Correcto, esta novela termina con la muerte de Augusto B. Leguía; la siguiente termina con el asesinato de Sánchez Cerro; y la tercera ya es de la etapa posterior a Sánchez Cerro.

Ello implica que seguirá desarrollando por capítulos una historia novelada del Perú. ¿Hasta qué etapa se ha propuesto llegar?

– Solo a los años 30. Uno puede pensar: “A ver, mediados de los años 30 es un periodo muy breve, ¿no?”. Pero en verdad se trata de una etapa en la que pasó de todo, fue una época realmente dramática. Algunos historiadores describen estos años como una época de “guerra civil”, ¿no? No olvidemos que Sánchez Cerro enfrentó una revuelta en Trujillo, la de los apristas que temían que Haya de la Torre muriera en la cárcel, igual que Leguía. En ese momento, Sánchez Cerro envía las tropas a Trujillo y se produce una matanza, no se sabe cuántas personas murieron.

La de 1932…

– Sí, julio del 32, exactamente. Miles de personas murieron, no se sabe cuántos.

Robert, tómese unos segundos para invitar al público a leer ‘Los Titanes del Pacífico’.

– Sí, encantado de que el público pueda leer este libro porque aborda una etapa dramática en la historia del Perú. Es una época apasionante, ¿no? Y nos puede dar información e indicarnos errores que no debemos repetir ahora, en el siglo XXI.

(FIN/Ensayo General)

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