Escribe: César Chaman
En el teatro Esencia de Barranco, ‘Lucio’ ha terminado de decir la última línea de su texto y, desde la cabina de control, el iluminador rebaja de a pocos la intensidad de la luz para dejar la sala completamente a oscuras.
Es el final de ‘No quiero olvidar’ y enjugo un par de lágrimas con una servilleta de papel, aprovechando esos dos o tres segundos de silencio revelador, antes de los aplausos: como yo –lo supongo–, el resto de espectadores también necesitaba una pausa para reponerse.
“Esta obra nace en medio de la pandemia”, explica Gerardo Fernández, autor, director y protagonista de ‘No quiero olvidar’, el drama que escribió, con chispazos de humor, para responderse aquellas preguntas extrañas que todo el mundo se hacía en las tardes de confinamiento.
Las cosas pueden apagarse de la nada, pensaba Gerardo, en las noches con toque de queda, cuando sentía que su cerebro se ponía “en pausa” de tanto encierro: “¿Y si un día me olvidara de todo, si una mañana despertara ya sin la capacidad de recordar?”.
Con aquellas preguntas hipotéticas, comenzó a imaginar una nueva obra. Para Fernández, la dramaturgia es inspiración, pero básicamente trabajo. Así que se propuso investigar sobre la memoria, los recuerdos y el olvido. Y aterrizó en los dominios teóricos del alzhéimer.
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‘Lucio’ está en un momento importante de su vida: realizado como actor, respetado como profesor de teatro y querido por su conviviente, Álvaro, un joven varios años menor que él. Pero una visita al médico y un diagnóstico de alzhéimer temprano cambiaría sus rutinas por completo.
Sin tropezar con el patetismo, ‘No quiero olvidar’ avanza en dos líneas: el proceso degenerativo de Lucio y el dilema de Álvaro entre permanecer con su pareja –para escoltarlo en su viaje al olvido– o salir corriendo, para no renunciar a la vida intensa y placentera que se imaginaba para sí mismo.
Fernández explica esa dualidad desde la perspectiva del proceso creativo. Cuando empecé a escribir la obra –relata–, “pasaba por una relación (de pareja) en la que me preguntaba si lo que quería realmente era una monogamia o, por el contrario, salir a vivir el mundo”.
Las dos posiciones son válidas, ¿no?
–Sí, la verdad que sí. Y en ese momento entró en mi cabeza esta gran pregunta: ¿amor o responsabilidad? Toda la catarsis (de la respuesta) aparece en la obra, una propuesta que luego fuimos afinando con Álvaro Pajares y Cynthia Bravo, actores y coprotagonistas de ‘No quiero olvidar’.
Si esta obra es, en parte, tu propia historia, ¿la escribiste para ti?
–No, no la escribí para mí. La escribí para que la hiciera otro actor, pero de pronto él no pudo. Y entonces dije: “Bueno, voy a hacerla”. Yo no actuaba desde hacía varios años porque me dediqué, sobre todo, a la dirección. Pero entonces llega esta puesta en escena y la trabajamos con mucho respeto, porque para tocar un tema como el alzhéimer era muy importante investigar, saber, conocer. En el caso de Álvaro y Cynthia, ellos han tenido casos cercanos, pero yo no. Por eso me puse a buscar, para entrar en el concepto de este personaje, Lucio, y siempre me hacía la misma pregunta: “¿Yo sería capaz de llegar hasta el final?”
¿Qué comentarios has recibido?
–Muchas personas que han vivido de cerca el alzhéimer, gente que ha pasado por esto a nivel familiar, me han dicho: “Me has hecho sentir cosas”. Entonces, está claro que es necesario poner atención especial cuando hacemos montajes con temas profundos y que pueden tocar fibras. Hemos sido muy cuidadosos.
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En las mismas bancas blancas que emplearon ‘Lucio’ y ‘Álvaro’ para contar su historia, estoy ahora sentado frente a Fernández para conversar de ‘No quiero olvidar’. Como muy pocas veces, hago una pregunta larga, larguísima, precedida por un comentario con mis impresiones.
Cinco minutos antes, los aplausos habían obligado a los tres actores a retornar tres veces al escenario para recibir la gratitud del público. Y allí, sonrientes, intercambiaron miradas de sorpresa. Todavía enfundado en el pijama polar rayado de ‘Lucio’, Fernández tomó la palabra.
Habló sobre el amor y la necesidad de vivir cada uno su propia historia. Y, en nombre de su equipo, agradeció a los concurrentes. Sin distinciones, pidió echar a andar el ‘boca a boca’ y los mensajes en redes para que más personas puedan acompañarlos en esta aventura escénica.
En tu diálogo con el público, pusiste énfasis en la importancia del teatro independiente…
–Bueno, en el teatro independiente nos atrevemos a hacer cosas que no necesariamente son tan comerciales –pensando en términos de audiencia, de masa–, pero que nos salen desde adentro. El teatro independiente apuesta por obras que pueden mover fibras o incluso incomodar, pero que siempre van a decirnos “algo” más.
¿No piensan en llenar la sala?
–Claro que sí, nos gusta llenar la sala, pero seguimos luchando para que también se llene el alma. Así que aquí seguimos, navegando.
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‘NO QUIERO OLVIDAR’
Dirección y dramaturgia: Gerardo Fernández
Actúan: Gerardo Fernández, Álvaro Pajares, Cynthia Bravo
Temporada: Del 01 al 30 de abril del 2023
Teatro Esencia: Av. Almirante Miguel Grau 069-A/Barranco.
Funciones: Todos los sábados y domingos de abril.
Sábados: 8:00 p.m.
Domingos: 7:30 p.m.
Entrada general: 35 soles
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