¿Y dónde están los comunicadores culturales?

Kitty Bejarano Huertas

En el Perú, es habitual observar la manera en que diversos medios de comunicación destacan la riqueza cultural del país y la gama de manifestaciones culturales que abarcan sus regiones. Esta gratísima imagen como referente turístico y gastronómico –así como la existencia de circuitos históricos y arquitectónicos– nos ha dado un buen nombre en el extranjero.

Por ello, resulta irónico que en el país no exista una institución académica que especialice a los comunicadores de profesión en temas culturales. Apenas hay enfoques socioculturales que rescatan la cultura en sí –lo que conlleva a una diversidad de conceptos–, la identidad, la interculturalidad y otras manifestaciones del ser humano, desde programas de posgrado en algunas universidades.

Pero hay más: la comunicación cultural está orientada a brindar difusión, así como a promover a las industrias culturales y creativas vinculadas con la cultura. Ante tanta diversidad informativa –y no solo de actividades realizadas en la capital–, me resulta difícil creer que ésta no llegue de manera adecuada a los interesados. ¿Qué está pasando con los medios tradicionales y digitales que no cubren esta información?

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¿Son los periodistas actores culturales?. Foto: Difusión

Una experiencia de campo

La pandemia ha permitido que gran parte de la población reconozca ‘a la fuerza’ el comportamiento de las entidades del Estado en materia de apoyo frente al covid-19. No obstante, si se realizara un mapeo rápido de comentarios en redes sociales sobre temas ligados al sector Cultura, notaríamos que existe una idea errónea de la realidad: personajes adinerados que gastan en lujos y viajes, artistas ligados a escándalos o espacios culturales exclusivos para sectores que pueden pagar las altas tarifas del modelo de consumo. Nada más alejado de la realidad.

En mi experiencia como comunicadora cultural, he visto que no hay una demanda mayor de comunicadores culturales. Existe el periodismo cultural, pero los verdaderos colegas, en términos de preparación académica en cultura y más allá de solo trabajar en un medio de comunicación, son realmente escasos.

Me refiero a comunicadores en el sentido de construir información, buscar los canales adecuados para que los consumidores culturales puedan tener acceso, promover prácticas y espacios culturales para conocer (y reconocer) las industrias culturales y creativas de nuestro país.

Las reglas del ‘periodismo cultural’

Si miramos el panorama de los medios de comunicación, encontraremos prácticas que difieren según el canal informativo. Por ejemplo, en las publicaciones en prensa escrita –llamada ahora “tradicional”–, las reglas del juego siempre estuvieron claras: el editor de la página o sección cultural deja claro su interés en los temas que se abordarán. Eso, sin contar la batalla entre la cobertura cultural y los anuncios publicitarios que no escatima ni la relevancia de la noticia ni la importancia informativa, y merma el poco espacio dedicado a la cultura.

La televisión, en cambio, vive de la parrilla publicitaria. Esta premisa nos deja en claro que, en materia de contenidos, lo cultural no factura. No existe ningún programa cultural en señal abierta mientras escribo estas líneas. En la radio, por su parte, quedan pocos espacios para el radioescucha con entrevistas y ampliación de notas de carácter cultural.

La gran mayoría de noticias suelen ser fechas institucionalizadas, como el Día Nacional de los Museos, el Inti Raymi en el Cusco –aunque más noticiosa sea la cantidad de basura que dejaron los visitantes que la propia festividad– o los feriados en Fiestas Patrias. ¿Acaso no pueden ser noticia las iniciativas culturales impulsadas desde la gestión pública o privada?

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La generación de contenidos, tema de debate. foto: Difusión

Un nuevo actor digital

Afortunadamente, en los últimos cuatro años ha crecido –aunque de manera intermitente– un nuevo actor: la prensa digital. Gracias a sus páginas web y redes sociales –y muchas veces sin la necesidad de facturar–, la prensa digital ha ayudado a nuestro sector, el más olvidado por las autoridades. Los podemos ver en un portal de noticias, una web personalizada, blogs de crítica y reseñas, una cuenta de Instagram o Facebook generando diariamente gran cantidad de contenido cultural para los interesados, es decir, sus seguidores virtuales.

Si existe tanto para informar, tanta cobertura por realizar, tanto por presentar, ¿por qué esa información no está en los medios de comunicación? ¿Adónde se fueron los críticos de música y sus reseñas por propuestas actuales de nuestro país? ¿Por qué no nos cuentan sobre lo que contienen los museos, públicos o privados? ¿Dónde están las noticias sobre las exposiciones de ingreso libre de artistas plásticos y visuales? ¿Por qué no nos enteramos de los espectáculos que los elencos de folklore realizan todo el año en el Gran Teatro Nacional?

¿Por qué no nos enteramos del trabajo de conservadores en diversas ciudades del país? ¿Acaso no hay interés para conocer el rol de los artesanos en nuestra identidad y memoria? ¿O solo basta con mencionar las dos veces que se realiza Ruraq Maki cada año? ¿El Ministerio de Cultura solo es noticia cuando los escándalos involucran a sus funcionarios? ¿Y el trabajo que realizan las Direcciones que conforman los Viceministerios no importa? ¿Y las bibliotecas públicas que se han inaugurado en varios distritos? ¿Reconocemos el trabajo de las Direcciones Desconcentradas de Cultura que tiene el Ministerio por todo el país?

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Kitty Bejarano se pregunta ¿Por qué esa información no está en los medios de comunicación? . Foto: Kitty Bejarano.

Preguntas en espera de respuesta

Día a día me planteo infinitas interrogantes pues, aunque nadie me ha dado un título oficial de comunicadora cultural, me siento parte de esta dinámica laboral que, con mucho orgullo y entusiasmo, realizo desde hace 16 años.

Ojalá hubiera más comunicadores culturales para que asesoren ministros y realicen ‘gabinetes de crisis’ cuando sea oportuno; ojalá hubiera tiktokers dispuestos a generar contenidos para el público más joven; ojalá crearan podcasts para conversar de temas culturales y abordar estas problemáticas. La lista de ideas parece interminable: solo falta la motivación para comenzar. ¿Hay alguien por ahí que quiera empujar conmigo el cochecito cultural para empezar a trabajar en comunicación cultural?

(FIN/Ensayo General)

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Esta entrada tiene 4 comentarios

  1. Rodríguez

    Hola, solo personas como tú que están en el medio cultural pueden contar y ayudar a cambiar la difusión de la cultura, me pregunto, hay público para estas actividades culturales ? El gobierno promueve la visita de museos entre los jóvenes ? Yo creo que no. Las redes sociales deberían de hablar de eventos culturales, incitar al público a visitar, conocer., los influenciadores, tiktokers, los podcast culturales… queda tanto por hacer. Aquí en Francia el gobierno ofrece un bono cultural para los chicos entre 14 y 25 años, a utilizar en las librerías, cines y espectáculos. Gracias por ayudar a difundir nuestra cultura, cuándo te lanzas de tiktoker de la cultura ? 🙂

  2. Carina Moreno

    Kitty de acuerdo con lo que comentas. Creo que lo prensa digital será la opción para dar a conocer las valiosas iniciativas que se dan desde las diversas disciplinas artísticas y culturales en todo el país. Nuevas generaciones, nuevos formatos.

  3. Lucía

    De acuerdo contigo compañera, es un problema complejo y que debe ser revertido desde desde diferentes actores, como la academia, el estado y lxs mismxs comunicadorxs por su misma complejidad, sin embargo, en algún punto tiene que empezar a gestarse un cambio

  4. Laura Escobar

    Kitty, lo bueno se comparte. Impulsar las iniciativas de difusión cultural desde las redes sociales y los blogs, se hace muy necesario.

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