Rómulo Sulca está sentado en un salón de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños, en Cuba. En polo liviano, pantalones cortos y una gorra de drill para atender esta entrevista, a comienzos de marzo, su sonrisa le da forma a la expectativa: su documental ‘Teloneras’ tiene el estreno programado para mediados de mes en las salas comerciales de Huancayo y Lima.
Desde la escuela donde el colombiano Gabriel García Márquez y el argentino Fernando Birri formaron una vanguardia de cineastas latinoamericanos, Sulca se da un tiempo para compartir sus proyectos con Ensayo General: optimista con los pies bien puestos en la tierra, sueña con la pantalla grande hasta donde la realidad le marca el límite.
Algunos días después de esta conversación, uno de sus vaticinios se cumpliría sin dramas: ‘Teloneras’, la película cuya producción y realización le tomó casi una década, estaría en cartelera apenas una semana, sin marquesinas ni propaganda.
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Escuela Nacional de Cine
Licenciado en ciencias de comunicación por la Universidad Nacional del Centro, Rómulo Sulca lamenta que la formación impartida en las aulas limite a los alumnos de esta carrera a convertirse en periodistas o relacionistas públicos. Y como él no sentía apego por ninguna de esas especialidades, tuvo que ‘buscárselas’ por su cuenta, postulando a becas y cursos externos para hacerse cineasta.
“He hecho pasantías en la Universidad Autónoma de México y en la Universidad de Cine de Buenos Aires gracias a varias becas –relata–. Y he participado también en talleres, foros de coproducción y laboratorios de documentales”.
Nómada en medio de estilos de vida sedentarios, Sulca tiene un sueño repetitivo: lograr que en el Perú se funde una Escuela Nacional de Cine, “porque esa será la única manera para que personas de todo el país con creatividad y talento lleguen a impulsar el cine nacional, dándole una identidad y un matiz propios”.
“El cine que se ‘dicta’ en las universidades nacionales es casi nulo, no hay recursos para enseñarlo”, alerta el director de ‘Teloneras’. En consecuencia, para tener un cine con mayor formación, lo que se necesita es una escuela pública de cine, remarca, tras admitir que “el cine que estamos haciendo (los peruanos) es muy pobre, en todas sus instancias”.
El Estado está haciendo una inversión fuerte, ha crecido el financiamiento, pero falta mejorar en calidad, opina. Las últimas películas galardonadas han sido ‘Wiñaypacha’, ‘Retablo’ y ‘Canción sin nombre’; para mejorar esa presencia necesitamos una escuela de cine pública, añade, antes de cerrar su argumentación con una frase para la polémica: “Si no tenemos una escuela al alcance de todo el Perú, solo podrá estudiar y hacer cine la gente privilegiada”.
El nuestro es un país diverso donde conviven lo criollo, lo andino, lo amazónico, lo costeño, lo aimara y lo afroperuano –entre otras raíces–, algo muy diferente a realidades de otras naciones, como Chile y Argentina, enfatiza. “Con una escuela se podría revertir muchas cosas, no sólo el tema formativo, sino que se lograría una mirada propia, una lectura desde las diferentes idiosincrasias”.
Por compleja que parezca, la tarea no partiría de cero. A mediados del siglo XX, un antecedente de centro de formación fue la Escuela de Cine del Cusco, formada en 1955, año en que los fotógrafos Eulogio Nishiyama, César Villanueva, Luis Figueroa y los hermanos Manuel y Víctor Chambi crearon el Cine Club Cuzco. ¿Su principal mérito? Buscar una visión y un lenguaje artístico con identidad.
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Estudiar y hacer cine es costoso–, repite Sulca, sin temor de que su afirmación resulte una obviedad–. “Al margen de la tecnología, puedes conseguir algún financiamiento, pero si no conoces la esencia, la teoría, la técnica cinematográfica, si no tienes la posibilidad de conocer más allá de la televisión y el cine comercial, no vas a crear”.
La sabiduría popular –esa que filosofa profusamente a través de memes en redes sociales– dice que criticar es más fácil que hacer. Es verdad, pero no es el caso de Rómulo Sulca, un cineasta que reflexiona desde la experiencia de campo. “En estos momentos, el Estado busca impulsar el cine y financia proyectos sólo con guiones, sin evaluar otros factores. Y deriva casi el 85 % de los estímulos a un grupo muy reducido de cineastas capitalinos, dando la espalda a las regiones y al interior del país, cuyos creadores sólo reciben migajas.
‘Teloneras’: desde las venas del Perú
Puede sonar trillado, pero hoy el cine regional avanza del campo a la ciudad, asegura el cineasta, para hablar de su documental ‘Teloneras’. Según los dogmas del cine, un largometraje de ese género aún no puede ser considerado una ópera prima, condición reservada para las películas de ficción.
Empezamos el proyecto en el 2011. En el 2013 tuvimos una asesoría con Javier Corcuera, el director de ‘Sigo Siendo’; después participamos en el Transcinema y tuvimos asesorías con Oscar Mayolo del grupo Caliwood, fundado por Andrés Caicedo; y también con Raúl Camargo, el programador artístico del Festival de Cine de Valdivia.
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“Con esta formación, comprendimos que el cine tiene una narrativa propia que se distancia mucho de lo que se hace en los programas de televisión comercial. Con ‘Teloneras’ se buscó innovar a partir de nuestra música, la música huancaína”, precisa.
El documental tiene mucho plano secuencia, hay mucho seguimiento, tomamos algo del ‘cinema verité’ o cine directo, del cine cubano y latinoamericano. “Y en cuanto a la técnica, es una mezcla, pero busca tener una identidad”.
‘Teloneras’ es un documental coral que retrata la vida de un grupo de mujeres que tienen un anhelo común: convertirse en estrellas de la música vernacular andina. Mujeres de diversas edades y en diversas etapas: Suliana García, Kelly Castellanos, Yhadira Sullca, Frida Gutiérrez y ‘Shandu’.
Esta película la hemos autofinanciado –resalta Sulca–, no tuvo ningún tipo de apoyo estatal. Recién ahora que está en festivales, que ha tenido un recorrido alternativo y en el exterior, recién allí el Estado nos ha dado un presupuesto para hacer la distribución, pero tuvimos que postular a un fondo de distribución comercial “porque así son las reglas del Ministerio de Cultura”.
Si bien el rodaje y la producción son etapas cruciales, allí no termina el proceso. El camino para llegar a las salas comerciales es un largo desfiladero para gente con resistencia. Muchas veces se habla de ‘cuota de pantalla’, pero exhibir en el Perú es ‘demasiado difícil’ –opina–, un camino que pone obstáculos entre el realizador, la distribuidora y la exhibidora.
Érase una vez en los Andes
Desde San Antonio de los Baños, Sulca adelanta que acaba de terminar el rodaje de su primer largometraje de ficción, ‘Érase una vez en los Andes’, una cinta grabada en quechua que ha logrado el financiamiento del Ministerio de Cultura e Ibermedia.
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La cinta narra la historia de amor de una pastora andina y un soldado chileno. La película se ha trabajado con una directora de fotografía italiana y una sonidista boliviana; además, el coprotagonista es chileno. “Ha sido un proceso de aprendizaje y espero que nos vaya muy bien”.
Se trata de una película de época en cuanto a vestuario y ambientación, un esfuerzo grande que debe llegar a estrenarse a, más tardar, a inicios del próximo año.
(FIN/ Ensayo General)
En contexto
– Rómulo Sulca creó la productora Catacresis Cine con la que ha dirigido los cortometrajes ‘Sara’ (2019), ‘Rimas de carreo’ (2018) y ‘Osmany’ (2017), premiados y seleccionados en diversos festivales nacionales e internacionales.
– Con ‘Teloneras’ ganó el Premio del Público a la Mejor Película Peruana y obtuvo la Mención Especial del Jurado en la Competencia Transandina de la séptima edición de Transcinema Festival Internacional de Cine Transcinema, en Lima.
“Las artes tienen que ver con la belleza y la belleza sana, consuela. Además, no es una belleza académica, sino la que uno produce”, asegura la psicóloga y terapeuta del arte Giselle Silva Panez https://t.co/iNFDVlpxJG
— Ensayo General (@Ensayo_General) March 27, 2022
Entrevista de Mariella Checa#RevistaCultural pic.twitter.com/JZ3T3eDG6d