Escribe: Eloy Seclén Neyra
Se ha publicado El arpa en el norte del Perú. Costumbres y tradiciones de la región Lambayeque. Con esta investigación, Juan Miguel Barandiarán Sánchez (Cayaltí, 1999) nos presenta el recorrido histórico de un instrumento que expresa con cadencia la identidad norteña a través de la música. Un trabajo escrito con la precisión del académico riguroso y el amor del artista popular.
Cuando Alicia Maguiña recibió en su hogar al investigador cayaltillano Juan Miguel Barandiarán, no creía que se trataba de él. Luego de varias charlas telefónicas, accedió a brindar una entrevista a quien creía un solemne caballero, alguien con varios años en el oficio de la investigación musical. Encontró a un egresado de la adolescencia que cumplía a cabalidad con el único requisito del académico: la voluntad de conocer más.
Desde entonces, compartieron datos, perspectivas y muchos vinilos de música peruana. Conversando con ella y otros maestros, se sentaron quizá las bases para el excelente libro que hoy nos presenta: El arpa en el norte del Perú. Costumbres y tradiciones de la región Lambayeque. Conversamos con Juan Miguel sobre su obra y otras novedades.
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¿Se podría identificar los orígenes del arpa en nuestro país?
–Los orígenes del arpa son muchos, con diversas teorías, pero la que consolida la llegada del arpa al Perú data de 1590. El virrey García Hurtado de Mendoza trajo una banda de músicos sevillanos que contribuyó a incrementar la actividad musical. Música de moda: la churumba, el puertorico, la zarabamba, la valona y el tortaque. En el conjunto de instrumentos musicales identificados estaba el arpa. Existen teorías significativas como las propuestas por el maestro arpista Claudie Ferrier, que nos comenta la importancia del arpa y el violín en la música popular andina en los siglos XVII, XVIII y XIX.
¿Cuáles son los principales elementos que influyen en el arpa lambayecana?
–Los elementos que se han hallado son: en su estructura (modelo único en el norte peruano); la forma de transportarlo; el estilo de colocarlo, en el centro del pecho; y el tamboreo (percusión rítmica con la yema y palma de las manos) en la parte baja derecha del arpa. Se ha podido identificar el tipo de madera con la que se construía las arpas lambayecanas: pino báltico y cedro rojo, maderas que llegaban al puerto en embarcaciones extranjeras.
¿Quiénes han sido los principales arpistas en el norte del Perú?
–Los arpistas más representativos fueron, en la región Piura, Gabriel Maza, Gerónimo Adrianzén, Félix Bereche, Augusto Nima y Ramón López. En la región Lambayeque tenemos a Huberdino Barrios Puicán (Ciudad Eten), Andrés Neciosup Ayasta (Monsefú), Nicanor Incio (Reque), Eduviges Gonzáles Arbulú (Reque) y Cirilo de La Cruz (Campiña de Mórrope).
¿Existe alguna diferencia en el estilo con que se toca el arpa en las distintas regiones del Perú?
–Sí, he podido identificar el toque de arpa lambayecana con la forma de tocar en Áncash, Huancayo, Ayacucho y Cusco. Inclusive, en Lambayeque, en Inkawasi y Cañaris se toca el arpa, pero, de estilo andino. En la zona centro-sur del Perú se toca el arpa encima del hombro o volteada. Ocurre también un caso particular que presencié en la romería de don Máximo Damián, a doña Isabel Asto Huachaca tamboreando el arpa ayacuchana con los nudillos de los dedos, impresionante envolvimiento de la caja sonora, las cuerdas y su dulce voz.
El estilo de tamborear el arpa, ¿es distinto al que se utiliza en cajón u otros instrumentos de percusión?
–Totalmente distinto, puesto he podido identificar hasta cuatro toques distintos en el tamboreo de don Baltazar Quesquén Ángeles, quien tocaba rozando sus dedos con el filo de la caja armónica del arpa. En el caso de las polkas, valses y corridos, los hacía con los nudillos y la parte superior de la mano, para equilibrar el sonido del arpa y el canto. En la marinera o golpe tierra la ejecución musical era más fuerte, justamente León Barandiarán, reconocido folklorista lambayecano, lo identificaba como “golpe de arpa”.
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¿Cree que hay marineras que han sido olvidadas del repertorio tradicional de los concursos de baile?
–Hay tantas marineras que han pasado al olvido, muchas de ellas solo quedan en la memoria del pueblo lambayecano. Cuando iba a visitar a la gente mayor de Monsefú y Eten, qué alegría sentían cuando recordaban parte de las letras cantadas por los arpistas:
Ay válgame Dios de los cielos, los cielos, zambita sí cómo no, a golpe de arpa mi chola, ay sí, ahora que, pues mi Dios si no llorara, llorara y el corazón de pena, cuando te llamo no vienes, cuando vienes no hay lugar, en tantas idas y vueltas, señores sigan bailando.
La tan afamada Zamba (La Concheperla) y la Parrita de Uva, son símbolos sonoros poéticos de nuestro cancionero popular. El factor que ha desplazado a esta música ha sido la incorrecta imposición de las marineras de concurso (campeonatos de marinera o llamados concursos), lo que ha desplazado terriblemente toda esta maravillosa obra musical popular al olvido. No se ha registrado y muchas se van perdiendo junto a la memoria del público adulto que vivieron los años de oro de nuestro departamento. Debería existir una estrategia que promueva y difunda la obra musical de los artistas lambayecanos que han dejado una huella imborrable.
¿Qué posibilidades tiene el arpa tamboreada de perdurar en la actualidad?
–Las posibilidades ahora son varias y dignas de aplaudir. Existe una notable aceptación por parte de los colectivos juveniles en Chiclayo y en la región Lambayeque. Me agradó mucho la idea de Julio Ñanfunay Porras, quien está dirigiendo la consolidación de una escuela de arpa en Eten, dirigida a niños y niñas, de diversas edades y el maestro será don Noél Adrianzén Palacios, arpista piurano de reconocido renombre en la macrorregión norte y el extranjero. Aunque las políticas del Estado desconozcan estas obras comunitarias, sin duda alguna sigo creyendo que el pueblo es el único guardián de su tesoro cultural, por quien nacen las iniciativas colectivas para buscar educar a su propia población en estos difíciles tiempos de reconstrucción nacional.
(FIN/Ensayo General)
Puntos de venta del libro:
Chiclayo. Calle Arica 1805. Urb. Campodónico. Teléfono: 944432533.
Monsefú. Restaurante ‘El Cojudito’. Esquina de la Av. Venezuela y Diego Ferré. Teléfono: 976540616.
Cayaltí: Calle Bolognesi 206. Teléfono: 991506317.
Lima: Biblioteca Afroperuana. Jirón Conchucos 408, Barrios Altos. Teléfono: 992248497.
Jornadas de Arpa:
Juan Miguel Barandiarán participará este sábado 25 de junio, desde las 10:00 a.m., en las VII Jornadas de Arpa, evento organizado por el maestro arpista Manuel Vilas Rodríguez (Santiago de Compostela). El concierto virtual será compartido mediante el sitio web del Real Conservatorio de Música de Madrid.