Margrit Egger: “El Perú abre una parte de mí que no florece si no estoy allí”

Hace dos décadas, cuando recorría en combi el tramo de La Encalada al Callao, Margrit Egger inició un vínculo invisible que hoy se ha convertido en ese ‘amor maduro’ que confiesa por el Perú.

Animada por el contraste que resulta de comparar la evocación y lo cotidiano, Egger se descubrió como cultora de la música, el bordado, el dibujo y el video con un sello personal: su propia dualidad suizo-peruana que impulsa su espíritu creativo y que ahora le permite asegurar: “El Perú abre una parte de mí que no florece si no estoy aquí”.

En Wattwil, comuna suiza del cantón de San Galo, su primer acercamiento con el Perú se produjo gracias a un amigo de infancia de familia peruana. Al egresar de la escuela de maestros, Margrit tomó su año sabático y, por medio de ese antiguo contacto, tuvo la oportunidad de viajar a Lima.

En 2001, seis meses ‘adoptada’ en casa de mamá Dora, en Surco, fueron suficientes para sentir ese calor peruano que seduce a la mayoría de europeos. Su familia peruana tenía otra casa en el Callao, aprendió a tomar ‘combi’ y empezó a conocer Lima mirando por la ventana.

Corazón Gemelo. Página Oficial Margrit Egger

Aquella estancia breve pero intensa ha dejado huella en Margrit Egger. Es una influencia que, por ejemplo, se percibe en sus composiciones musicales, en las que cuenta “pequeñas grandes historias de la vida” adaptadas a ritmos como el huaino, el landó y la marinera.

Voluntaria en el asentamiento Señor de los Milagros de Chorrillos, los viajes en combi le ayudaron a descubrir las distintas capas de Lima, “una ciudad inmensa, tan grande como mi país”. Allí, pudo conocer sin intermediarios las brechas que remarcan la pobreza y descifrar las realidades del Perú, un país al que ama y respeta.

Desde el 2020, la pandemia de covid-19 le ha impedido regresar a Lima para reencontrarse con la mitad de su vida. Sin embargo, en el diálogo por Zoom, logramos recorrer su evolución como “artista del mundo”.

“Hago música desde niña, pero era una composición íntima. Cuando caminaba sola, cuando tenía miedo, empecé a inventar canciones para espantar a los fantasmas. Y las cantaba a viva voz”. Confiesa que era una forma de darse valor y que eso es, precisamente, lo que hace la música.

Docente de profesión, Egger tuvo una etapa en la que prefirió guardar algunos de sus sentimientos. Sin embargo, el Perú le ayudó a aflorar todas esas emociones y a escapar de los moldes que suele imponer la cultura europea: Allá –explica– todo se piensa, se planifica y luego se hace; no es malo, pero eso limita la creatividad.

“En el Perú, las cosas son diferentes: todo es creatividad, respiras imaginación en los colores, en los sabores, en las personas –reflexiona–; la manera de vivir es super creativa”.

Canto al viento. Página oficial de Margrit Egger

Lo suyo ha sido una búsqueda trabajosa. Como no reconocía al rock o al pop como suyos, exploró en varios géneros, hasta que se topó con la música peruana y sus ritmos. Allí descubrió una conexión que le permitió conservar sus raíces suizas y, al mismo tiempo, crear algo nuevo.

En varios viajes por el Perú, fotografiando paisajes, cultivando amistades, haciéndose socia de un colegio alternativo en Cusco, Margrit definió un camino. En el 2010, en el vuelo de retorno a Suiza, observando el mar, tomó una decisión definitiva: renunció a su trabajo como docente para tener más tiempo y dedicarse a la música.

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Desde ese momento, tomó contacto con varios músicos, hasta que uno le comentó que necesitaba un arreglista y la contactó con Cali Flores, uno de los más versátiles percusionistas peruanos. “Él ya era un consagrado y yo no tenía nada grabado. Lo llamé desde Suiza y él me hizo caso: ese es el espíritu peruano. Cuatro meses después vine a grabar mi primer disco”.

Margrit no sólo hace música. Su arte abarca el diseño, el bordado y la producción audiovisual. En el Perú trabaja con diseñadores, bordadoras, arreglistas, con quienes, desde el primer momento, “hablamos el mismo idioma”.

Siento que tenemos una percepción muy parecida –explica–; así es el Perú que me abrió las puertas para la creación, era como dar vida a la emoción y al disfrute.

¿Cómo definiría su música? Egger responde: “Es música del mundo”. Prefiere no hablar de fusión, “porque todo es fusión”. Para ella, las melodías son un modo de expresión universal que compone en alemán-suizo y castellano: “Mi música se puede sentir muy suiza o muy peruana, provoca curiosidad. Y la crítica la ha recibido muy bien”.

Margrit suspira y sostiene que su obra comparte el amor entre dos espacios. Cuando estoy lejos del Perú, como ahora en la pandemia, sufro por no poder estar y me cuestiono: Lima es una ciudad caótica, con tanta bulla, pero hay una conexión especial.

“El Perú abre una parte de mí que no florece si no estoy aquí”. Foto página oficial Margrit Egger

Arte y docencia

Como maestra de primaria y educación especial, sostiene que es fundamental que el arte sea uno de los ejes de la escuela: allí se aprenden las técnicas que después se pueden desarrollar de acuerdo a los talentos de cada niño.

En el colegio aprendió a bordar, coser, hacer ropa, leer música, tocar instrumentos. No era buena para los deportes, pero considera que esa formación amplia es muy importante para que los chicos aprendan a expresarse a través del arte.

La educación y la formación desde la infancia te dan la oportunidad de crecer y desarrollar tus talentos, refiere.

Admite que no conoce el sistema escolar peruano y que muchas veces se apena por el poco apoyo que tienen los artistas por parte del Estado. No entiende cómo un país con tanto talento, color y belleza, promueva tan poco a sus propios artistas.

(FIN/Ensayo General)

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Combikultur

Margrit promueve el colectivo de artistas suizos y peruanos Combikultur. La iniciativa busca la creación de proyectos artísticos interdisciplinarios, con el apoyo de trabajadores culturales de ambos países.

Para el 2022 tiene previsto una serie de conciertos en Zurich. En el 2023 realizará presentaciones en Lima.

Últimos trabajos

  • Canto al Viento (video musical y programa de imágenes musicales)
  • Corazón Gemelo (video musical)
  • Voll Gfühl (libro ilustrado)

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