Por: Rosa María Falcón
Los aromas de especias y flores, el sonido de la naturaleza, una tonada folclórica, el humo del incienso y las vestimentas coloridas crean –desde el escenario– un ambiente que lleva al espectador a un viaje sensorial que lo transporta a una festividad religiosa. Pero no a una celebración cualquiera, sino a una parte de la fiesta de la Virgen de la Purísima Concepción.
Dicha conmemoración no sólo refleja a la cultura andina, representada en la obra, sino que gatilla un mensaje mayor de crítica a la humanidad, entre danzas y música, en el contexto de los efectos del Fenómeno de El Niño costero.
Dirigida por Ricardo Delgado Ayala e interpretada por los actores Igor Moreno, Ricardo Rubiños y Miriam Sernaqué, la obra es producto de un proceso de 3 años de investigación inspirado en la festividad de la Virgen de la Purísima Concepción de Túcume, las danzas tradicionales de Los Diablicos de Túcume, la brujería y la chamanería.
Esta obra entrelaza la cultura preinca, la cultura occidental católica y el conocimiento popular de la chamanería.
‘El siervo’ cuenta la historia de tres personajes con cosmovisiones distintas que sirven a una identidad, una cultura, un dios, una creencia. Cada personaje sirve, pero solo “el siervo” destacará entre ellos.
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Conexión con elementos religiosos
La obra presenta un conflicto entre lo que sostiene la religión católica –Dios proclama al hombre amo y señor de todos y todo y, por tanto, tiene poder para controlar todo según su propio deseo– y las culturas originarias más su interacción con los animales, las plantas, la tierra, una perspectiva en la que no existe un dominio como tal, pues todo se respeta.
En escena se escuchan lamentos, quejas, trompetas, espadas y campanas. Todo ello refleja el curso del Fenómeno de El niño que se convierte en “un monstruo” alimentado por el despojo humano. En la búsqueda de salvar lo que queda, se presentan danzas y rituales que manifiestan que, ahora, la llegada de las aguas ya no es motivo de celebración, pues solo trae polvo y lodo a su paso.
El director nos hace pensar en qué tipo de personaje queremos reflejar: ¿el ciervo o el siervo?
Una pista de aquella respuesta se encuentra en la obra, la cual menciona que el hombre se observa a sí mismo como un ángel caído, como demonios que también danzan, pero solo el ciervo –que no es hombre– danza con bondad porque no posee un mal comportamiento, como el de los humanos siervos. Ello se reflejará hasta el término de la obra, el acto final de la festividad de la Virgen de la Purísima Concepción.
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Festival Sótano 2
La obra se presenta en el teatro de la Universidad del Pacífico, ubicado en el jirón Sánchez Cerro 2141, Jesús María, en el marco del Festival Sótano 2. Este lunes 29 de mayo es la última fecha de presentación. Se recomienda que el público sea mayor de 14 años. Las entradas están disponibles en Joinnus.
La quinta edición del Festival Sótano 2 busca generar un espacio de encuentro y diálogo con el público para reflexionar, a través de los sentidos y las emociones, sobre distintas problemáticas de la cultura y la sociedad.
(FIN/Ensayo General)