En el imaginario ciudadano, el Poder Judicial y su alegoría de concreto –el Palacio de Justicia– tienen la forma de un monstruo, una gárgola voraz que no garantiza ni paz ni justicia. El temor crece cuando un juicio involucra a la familia y empeora si es una mujer quien reclama justicia.
En el marco de las celebraciones por el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), la actriz y dramaturga Nani Pease presenta «Juzgado de Familia N° 6», una autoficción que explora las relaciones entre la mujer y la ley en el laberíntico sistema judicial.
El drama es dirigido por Tirso Causillas y es una pieza teatral multidisciplinaria: con música en vivo y mediante actividades participativas, relatos fantásticos y monólogos interiores, la actriz/creadora genera diversos fragmentos escénicos que intentan dar cuenta de la tensión entre mujer, ley y violencia.
En 55 minutos, la artista busca confrontar al público para que se interrogue sobre la realidad del Poder Judicial y cómo, desde la capacidad de renacer y desde la resiliencia, una mujer puede enfrentarse al monstruo y reconstruirse desde los traumas y el dolor.
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Pese al dolor, la esperanza
Hasta el lunes 20 de marzo, las funciones van de jueves a lunes (8:00 p.m.) en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CCPUCP) en San Isidro (Camino Real 1075). Los domingos, la función comienza a las 7:00 p.m. Las entradas están a la venta en Joinnus y en la boletería del teatro.
Temas recurrentes en un sistema de justicia que se deshumaniza –como la revictimización, la soledad de la mujer ante un sistema usualmente dominado por hombres y el desamparo– son hechos que se ilustran en una obra donde, pese al dolor, se vislumbra un atisbo de esperanza.
Al referirse a la obra, Nani Pease confiesa que es una ‘historia difícil de contar’: muchas veces, la mujer –al ser señalada por el prejuicio y la cucufatería– guarda sus sentires por largo tiempo y llega a cuestionarse si realmente tiene derecho a denunciar y compartir su pena.
‘Toparme con el Poder Judicial en sus diversas instancias, con el proceso de denuncia, con el Instituto de Medicina Legal, ha sido una de las peores experiencias de mi vida. Me ha hecho sentir insignificante. Poca cosa, maltratada, devaluada’, refiere Pease.
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¿Una nueva estética del dolor?
Para el director, este montaje le ha permitido acompañar a la dramaturga en la exploración de una realidad íntima y, al mismo tiempo, colectiva (el sentir de miles de mujeres). En ese ‘viaje’ se descubren nuevas masculinidades, otras reflexiones sobre el contexto social y una nueva estética del dolor.
La música está a cargo de Tirso Causillas, Loko Pérez y Alfredo Anderson. La producción es de Sharon Montes.
(FIN/Ensayo General)
